Las míticas campanas tubulares de Mike Oldfield vuelven a ser protagonistas estos días, ya que se cumple el 40 aniversario de la publicación de esta obra maestra que revolucionó la música. Con tan solo 20 años, Oldfield acertó en su primer disco, también fue el el primer álbum de Virgin Records.
Sus inolvidables acordes, que todavía enganchan a nuevas generaciones, pusieron la banda sonora a la película El Exorcista. La maqueta de Mike Oldfield llegó a manos y oídos de Richard Branson, quien ya se dedicaba a la venta de discos por correo, y ofreció a Mike la posibilidad de grabar en un estudio.
El éxito del disco encumbró a Oldfield y ayudo a crear el imperio de Virgin, ahora diversificado en multitud de negocios. En su día fue toda una osadía, si se tiene en cuenta que eran 50 minutos instrumentales y sinfónicos, divididos en dos partes.
Apenas dos meses después de su lanzamiento, Tubular Bells ya era el disco más vendido del Reino Unido, hazaña que poco después se extendería a toda Europa y al resto del mundo, despachando cerca de 20 millones de copias. El espaldarazo definitivo se produjo cuando William Friedkin eligió su parte principal como banda sonora de su película El Exorcista.