Octubre de 2008, el Viva la vida de Coldplay se cuela en todas las radios, televisiones y por supuesto en internet y se convierte en la canción más escuchada de un recién nacido Spotify. 10 años después, la música en streaming ha situado a España entre los países que más la consumen.

Lo que se viraliza aquí, acaba siendo un éxito de ventas. Por eso son muchos los grupos que como Crudezas, publican sus trabajos en estas plataformas: "Nos da esa viralidad, esa expansión mundial" explica su cantante, José María Gutiérrez.

Artistas noveles y bandas pequeñas celebran esta repercusión pero avisan: "Son plataformas digitales que a día de hoy están más orientadas al usuario y no a cuidar al artista. De ahí que los ingresos que percibe un artista sean anecdóticos o ridículos" asegura Gutiérrez.

Pendientes de los ingresos están en YouTube, que hace unos meses lanzó la suya propia. "En YouTube estamos convencidos de que no solo hay que cuidar sino promocionar a los autores culturales, entonces creemos que hay que hacer un esfuerzo adicional para conseguir que en esa cadena de valor haya más transparencia y se garantice que llega hasta ellos todo lo que les corresponde" defiende Antonio Vargas, de Relaciones Institucionales de Google España.

Lejos de ser una amenaza, para las radios es todo un revulsivo que les ha hecho, dicen, "reposicionarse" dentro del panorama musical. "Retornar a la radio a sus orígenes, sobre todo a la radio musical. Es decir, volvemos a la prescripción, poder recomendar al oyente artistas nuevos" asegura Fernando Megía, locutor de Melodia FM. Ya sea en streaming o en formato tradicional; pop, rock o reggaetón; todos buscan ser parte de la industria musical.