Un año más, el verano trae consigo el popular espectáculo astronómico de las Lágrimas de San Lorenzo. En la madrugada del 12 al 13 de agosto podremos observar esta lluvia de estrellas fugaces en su máximo apogeo.

Desde el 17 de julio y hasta el 24 de agosto, estos meteoros cruzan el cielo con tanta frecuencia e intensidad que se pueden ver fácilmente en el hemisferio norte.

Este año, la Luna llena del 15 de agosto hará que su visión sea algo menos espectacular que en otras ocasiones. Además, en la zona del Mediterráneo, la nubosidad obligará a los observadores a buscar zonas privilegiadas para disfrutar de este fenómeno.

El origen de las Perséidas

A este fenómeno se le conoce como Perseidas porque, por su trayectoria, parecen provenir de la constelación de Perseo. Aunque comúnmente definimos las Perseidas como una "lluvia de estrellas", en realidad se trata de restos de materia que se desprenden del cometa Swift-Tuttle.

Cada año, en torno al 10 de agosto, la Tierra atraviesa la órbita que sigue este cometa. De ahí que también se las conozca como Lágrimas de San Lorenzo, ya que ese día -10 de agosto- se celebra la festividad del santo.

De la cola de este cometa se desprenden algunas partículas que, al entrar en contacto con los gases de la atmósfera de la Tierra, brillan asemejándose a las estrellas.

Este polvo incandescente es lo que vemos cruzar el cielo cada año en las fechas cercanas a la festividad de San Lorenzo. En ocasiones, la estela que dejan en el cielo estos fragmentos cuando se incendian se mantiene durante varios segundos, aumentando la visibilidad.

El cometa Swift-Tuttle pasa por la órbita de la Tierra cada 135 años y no será hasta 2126 cuando vuelva a acercarse. Es decir, los restos que vemos en el cielo durante las Lágrimas de San Lorenzo pertenecen al último acercamiento del cometa, que se produjo en 1992.