Un sueño cumplido. Así se sienten Pablo Álvarez y Sara García, los nuevos astronautras de la Agencia Espacial Europea (ESA), los primeros en 30 años después de la elección de Pedro Duque. Tras conocerse la noticia, ambos protagonistas han comparecido junto a la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, donde han compartido sus primeras impresiones en un día tan trascendental en la historia espacial de nuestro país.

Pablo Álvarez, ingeniero aeronáutico, ha insistido en la idea de ir "paso a paso", poniendo la vista en el 1 de abrir de 2023. Ese día, comenzará un entrenamiento que durará un mínimo de tres años "antes de volar". "Es una carrera de fondo, las misiones son muy pocas y estar preparados para coger la oportunidad cuando surja", traslada.

En el caso de Sara García, ha hablado de los distintos perfiles que han formado parte de este proceso, como médicos, doctores en ciencias, pilotos o incluso ingenieros de minas. Lo ha hecho al recordar que ella es biotecnóloga que investiga sobre el cáncer, algo que no solo no le ha impedido buscar su sueño, sino que le ha aportado una importante experiencia para ser seleccionada suplente por la ESA.

"De pequeña se me pasó por la cabeza, porque a todos los niños les despierta curiosidad el espacio. El sueño de convertirme en astronauta surgió cuando publicaron el inicio del proceso", explica García, que asegura que formar parte de esta aventura no implica solo viajar al espacio, sino "desarrollar tecnología o dar apoyo a misiones dentro de un entorno multicultural".

En abril arranca un viaje hacia lo "desconocido"

Sobre el proceso, Álvarez comenta que se trata de un camino "arduo y largo", con exámenes de hasta 12 horas en los que miden "todas tus aptitudes". Además, cuenta la fortuna que ha tenido a la hora de que la ESA haya "abierto la puerta" a que pudiese aplicar a la posición pese a sufrir una "pequeña discapacidad" en el tobillo izquierdo, donde no tiene el 100% de movilidad.

"La discapacidad es tan ligera que habría sido descalificado, pero han visto que es posible volar a una persona con esta pequeña lesión. Nunca habría aplicado si la ESA no hubiese abierto esa puerta. Gracias a que lo han intentado y que han contado con gente excluida de vuelos espaciales, lo he podido lograr", celebra.

Será en abril cuando Pablo deje su actual trabajo y se mude a Alemania para emprender un camino "bastante desconocido". En el caso de Sara, sí podrá compatibilizar su posición como suplente con su trabajo. "La carrera que has estudiado no influye demasiado en cómo vas a ejercer como astronauta, porque nos tienen que formar desde cero. Haber trabajado en laboratorios científicos me ha dado los conocimientos para aplicar al puesto", afirma García.

Ambos leoneses, han hablado acerca de sus orígenes y de los sueños que tenían al mirar al cielo despejado, donde buscaban estrellas, constelaciones y un futuro que ahora es más real que nunca. Aunque Pablo Álvarez ha querido ser cauto en ese "paso a paso" que comenzará en abril, ha dejado una pregunta en el aire al hablar de la misión Artemis que irá a la Luna: "¿Por qué no soñar? Lo imposible puede suceder y vamos a trabajar duro para que así sea".