Actualmente, la donación
de útero solo se puede llevar a cabo a partir de familiares, de modo que las
opciones se reducen ya que existen pocos donantes vivos. El éxito logrado
mediante esta nueva técnica, llevada a cabo en el Hospital das Clínicas, de la
Universidad de Sao Paulo, supone también el primer trasplante uterino en
América Latina y podría aumentar la disponibilidad de donantes y las
posibilidades de las mujeres de quedarse embarazadas.
Los científicos
señalaron que los resultados de las donaciones de donantes vivos y fallecidos
aún no se han comparado, y que las técnicas quirúrgicas y de inmunosupresión se
optimizarán en futuros estudios.
La receptora del
trasplante fue una paciente de 32 años con infertilidad uterina, a la que se le
implantó el útero mediante una cirugía que duró más de 10 horas, en que la que
el órgano donado se conectó a sus venas, arterias, ligamentos y canales
vaginales.
Tras siete meses en que
la paciente no rechazó el nuevo órgano y tuvo la menstruación, se le
introdujeron los óvulos fecundados que dieron lugar a un embarazado común. El
bebé fue una niña sana que nació por cesárea a las 35 semanas y tres días y
pesó unos dos quilos y medio.
Tras el parto, el útero
se extrajo sin que se encontrase ninguna anomalía, y tres días después la madre
y la pequeña recibieron el alta médica. Con anterioridad se habían realizado
otros 10 trasplantes de útero de donantes fallecidos en Estados Unidos, la
República Checa y Turquía, pero este es el primero en dar lugar a un bebé vivo.
El primer parto que se
produjo a partir de trasplante uterino de un donante vivo tuvo lugar en Suecia
en 2013 y también se publicó en The Lancet. En total, se han realizado 39
procedimientos de este tipo, lo que ha dado como resultado a 11 bebés vivos
hasta el momento.