La vacunación es vital para plantar cara al avance del coronavirus en el mundo, pero hay personas que tienen pánico a las agujas. Es el caso de Gabriel, que tiene fobia a las vacunas. "Tenía miedo por el dolor", explica a laSexta.

Sin embargo, a este profesor no le han quedado muchas alternativas al pinchazo en tiempos de pandemia. Tuvo un primer intento que resultó fallido porque le avisaron para inyectarle la vacuna de AstraZeneca, pero canceló la cita a las dos horas de recibir el mensaje. Cuenta que el miedo a los trombos fue la razón que le llevó a tomar la decisión.

Mas tarde, llegó un segundo intento y en esta ocasión sí se vacunó. No obstante, estuvo a punto de no hacerlo. "Tras recibir el SMS, acepté y fui muy valiente a la cola del hospital Isabel Zendal, pero al ver que vacunaban a la gente, mi cabeza me decía que me fuera de ahí, que me iban a hacer daño y que iba a salir mal", confiesa.

Como Gabriel, otras muchas personas sienten pánico a que llegue el momento de vacunarse. "Hay personas que tienen miedo a que se les inyecte, lo que se denomina tripanofobia. Hay una serie de técnicas que los psicólogos utilizamos para que estas personas se expongan a la situación y puedan vencer sus niveles de ansiedad", sostiene Consuelo Tomás, psicóloga clínica.

Por eso es importante que, si el miedo nos paraliza, nos pongamos en manos de expertos antes de que nuestras emociones se descontrolen.

"Puede haber reacciones emocionales adversas ante el miedo a los posibles efectos secundarios que pueda tener una vacuna. Es prioritario que se generen equipos multidisciplinares e interdisciplinares para abordar esta situación", añade Tomás.

Con la pandemia ha llegado también la desinformación de algunos por culpa de Internet. "Nos vienen con una base fóbica provocada por la información que han recibido de búsquedas continuas en Internet", afirma Jorge López Vallejo, psicólogo sanitario.

Las largas esperas por el colapso en algunos momentos de la sanidad pública han llevado a muchos a decantarse por el denominado 'doctor Google'. "Un diagnóstico así no tiene ninguna fiabilidad y puede llevar a situaciones críticas como ataques de pánico", apunta López Vallejo.

Dejar de lado las pantallas, aunque sea por un rato, tomar un respiro y, sobre todo, confiar en las fuentes oficiales son tres de los pasos que recomiendan los psicólogos para ir por el buen camino.