Jasper sufrió una lesión medular en un accidente de tráfico que inutilizó sus patas traseras. No podía caminar hasta que científicos de la Universidad de Cambridge le trasplantaron células del hocico a la médula espinal. En seis meses el arnés le empezó a sobrar y, poco tiempo después, Jasper ya caminaba solo. No solo él se ha curado. El experimento se ha realizado con otros 33 perros, que también han vuelto a andar.
Estos científicos han comprobado que las células olfatorias de los perros pueden ayudar a la regeneración de las zonas de las células nerviosas que transmiten señales, creando una especie de puente entre el tejido de la médula espinal dañado y sano.
Avances similares se consiguieron hace unos meses con ratas. Consiguieron caminar después de que se les inyectara una solución química en la médula y las estimularan eléctricamente.
Soluciones, en cualquier caso, esperanzadoras para los humanos si tenemos en cuenta que genéticamente somos muy parecidos a los perros. Los investigadores que han ayudado a caminar a Jasper están seguros de que su técnica será capaz de otorgar, al menos, un poco de movimiento a los pacientes humanos con lesiones medulares.