TODO TIENE UN LADO BUENO
Trump sube los aranceles, pero baja la gasolina: fastidia a China y de paso nos echa una mano
Sí, la caída de la bolsa y el ahorro en tu bolsillo están relacionados. La subida de aranceles podría abaratar los combustibles.

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No lo ha hecho por nosotros, claro. Pero la jugada de Trump de subir aranceles a diestro y siniestro (especialmente a China) está teniendo un efecto colateral que, paradójicamente, nos hace sonreír a pie de surtidor: la gasolina y el diésel podrían seguir bajando en los próximos meses. Sí, has leído bien. Aunque el tío Donald no se ha propuesto hacernos un favor a los españolitos de a pie, lo cierto es que su guerra comercial está empezando a aflojarle el cuello a los precios del crudo. Y si baja el petróleo, bajan los carburantes. O deberían, si las petroleras no se lo quedan por el camino...
Cuando el petróleo se asusta, nosotros ganamos
Vamos por partes. Desde que Trump decidió subir los aranceles a productos chinos (y amenaza con hacer lo mismo con media Asia), el comercio internacional anda más tenso que un turbo de geometría variable en un puerto de montaña. Las grandes rutas marítimas se ralentizan, los transportistas se lo piensan dos veces antes de mover mercancía, y los mercados, que son muy de drama, reaccionan con miedo. Sí, la misma Temu da pérdidas. ¿Consecuencia directa? Se espera una bajada del transporte global. Y menos movimiento implica, claro, menos demanda de combustible.
Estados Unidos, que sigue siendo el mayor consumidor de petróleo del mundo (y también uno de los mayores productores, ojo), está provocando con esta estrategia una especie de stop&start global. China, que ya venía con síntomas de desaceleración, se resiente aún más al perder el mercado americano, y eso significa menos exportaciones, menos barcos, menos camiones, y sí, otra vez: menos gasoil quemado.
La tormenta perfecta... para que baje el precio del crudo

A esto le sumamos un detalle jugoso: la OPEP+ (el club de países que maneja buena parte del cotarro petrolero) no se está cortando mucho en producir. Hay más crudo en circulación, menos consumo previsto, y los especuladores huelen el parón como tiburones los tiburones la sangre. Resultado: el barril de Brent, referencia en Europa, se ha ido deslizando hacia abajo en las últimas semanas.
No estamos hablando de desplomes históricos (aún), pero sí de una tendencia sostenida que puede hacernos pagar algunos céntimos menos en cada repostaje, y con Europa dando por saco para subir el precio del diésel, cualquier respiro viene bien.
¿Y por qué nos importa esto a los conductores?
Porque si sigue la tendencia, llenar el depósito podría volver a ser algo menos traumático. Con suerte, incluso las gasolineras de autopista de primeras marcas se nos harán asequibles. Nada mal, porque mientras la geopolítica suele jugarnos en contra, por una vez podríamos salir ganando sin hacer nada. O mejor dicho: sin hacer nada más que ver a Trump hacer de Trump.
Eso sí, hay letra pequeña: la bajada de los carburantes no es automática. Depende de cuánto bajen las cotizaciones internacionales del crudo, de si el euro aguanta el tipo frente al dólar (la materia prima se paga en billetes verdes y un Euro fuerte nos ayudaría), y de cuánto margen quieren rascar las petroleras en el último eslabón de la cadena. Pero si las cosas siguen como van, y no estalla otra guerra por sorpresa, el otoño podría venir con un pequeño regalo: gasolina y diésel un poco más baratos.
Que siga el show

Así que, aunque no lo parezca, cada vez que Trump agita la coctelera arancelaria, a nosotros nos puede salir más barato ir al trabajo, llevar a los niños al cole o darle alegría al coche los domingos. El mundo al revés: el proteccionismo americano ayudando a los conductores europeos. Qué cosas.
Ahora bien, lo de que esto se mantenga… eso ya es otra historia. Porque como a Trump le dé por cerrar el grifo de producción interna o se líe a sancionar a medio Oriente, nos tocará volver a rascarnos el bolsillo. Pero mientras tanto, disfrutemos del descuento.
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