EL CONTROL DE CRUCERO Y SUS PEROS

La tecnología de tu coche que hace que gaste más si no la sabes utilizar bien

El control de crucero parece el invento perfecto para esos viajes largos en los que quieres ir tranquilo, pero si no lo usas bien, te puede salir caro. Te enseñamos a usarlo.

Control de crucero en un Volkswagen Golf GTE

Control de crucero en un Volkswagen Golf GTE Volkswagen

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El control de crucero parece el invento perfecto para esos viajes largos en los que quieres ir tranquilo, pero si no lo usas bien, te puede salir caro. El tema es que te permite activarlo en autovías, relajarte, y pensar que estás ahorrando combustible porque el coche va a velocidad fija sin que tengas que tocar el acelerador. Lo que pasa es que no es tan perfecto como parece, y si no sabes cuándo y cómo usarlo, tu coche puede acabar gastando más de lo que debería. Con lo que cuesta llenar el depósito ahora, eso es lo último que quieres.

La teoría dice que mantener una velocidad constante es más eficiente que estar jugando con el acelerador, y en parte es cierto. Pero la cosa se complica cuando lo usas en carreteras con subidas y bajadas o en situaciones donde el tráfico no es fluido. Si tu coche no tiene un control de crucero adaptativo, que ajusta la velocidad según el tráfico, el sistema normal puede ser un poco bestia. En una cuesta arriba, por ejemplo, va a tirar de motor como si estuviera en una carrera para no perder ni un kilómetro por hora, y eso se nota en el consumo.

Cómo usarlo sin que te cueste un disgusto

Imagínate que vas a 120 km/h y te encuentras una subida. Un control de crucero básico va a pisar a fondo para mantener esa velocidad, gastando más gasolina de la que gastarías si dejaras que el coche pierda un poco de velocidad de forma natural y luego la recupere en la bajada. Si conduces tú, puedes anticiparte y dosificar el acelerador con más cabeza para ahorrar combustible. El truco en carreteras con cuestas es quitarlo directamente y tomar el control, porque el coche no tiene el instinto que tú sí tienes para estas cosas. Este es el truco del camionero: Lanzarlo en las cuestas abajo y dejar que la inercia te ayude en la siguiente subida (sin hacer el cafre).

Otro error que se ve mucho es usarlo en tráfico denso o en carreteras con curvas. Si estás todo el rato apagándolo y encendiéndolo porque hay coches delante o tienes que frenar en cada curva, el coche acabará dando acelerones que gastarán más de la cuenta. En esos casos, es mejor que conduzcas tú y mantengas un ritmo más suave. Si tienes un control de crucero adaptativo, aprovéchalo, pero no te fíes del todo: pon una distancia de seguridad razonable y vigila que no acelere y frene como si estuviera en una montaña rusa, porque eso también sube el consumo. Es común que el sistema se líe y meta acelerones cuando el tráfico es complicado.

Consejos para ahorrar de verdad

Si quieres que el control de crucero te ayude a ahorrar, úsalo en carreteras planas y con poco tráfico, donde pueda mantener una velocidad fija sin problemas. Ahí sí que puede ser más eficiente que tu pie, sobre todo si eres de los que pisa sin querer cada vez que te adelantan. Si tienes un sistema adaptativo, úsalo para llevar una conducción más tranquila, hay que estar atento para que no haga locuras. Y si ves que el tráfico se pone complicado o hay muchas cuestas, quítalo y conduce tú, que al final tú sabes mejor lo que le conviene al coche.

En resumen, el control de crucero es una maravilla, pero no es infalible. Si no lo usas con cabeza, puede hacer que tu coche gaste más, y con los precios de la gasolina como están, eso duele. Así que ya sabes: úsalo en el momento justo, y tu cartera te lo agradecerá. ¿Qué te parece? ¿Tú lo usas mucho, o prefieres controlar siempre el coche?

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