Subida de los impuestos de circulación y matriculación para impulsar el coche eléctrico

La revisión de los impuestos de circulación y matriculación está cada vez más cerca y el nuevo ejecutivo que liderará Pedro Sánchez podría hacerla efectiva en la próxima legislatura como parte de la revisión que se ha producido en materia de fiscalidad verde. Las intenciones del Gobierno en su plan de transición energética hablan abiertamente de una revisión de la fiscalidad para ejercer más presión sobre los vehículos más contaminantes y favorecer las nuevas tecnologías de propulsión alternativa. De hecho, la puesta en marcha del etiquetado de emisiones de la DGT ha sido una de las primeras medidas en esta senda, discriminando los diferentes sistemas de propulsión que existen en el mercado, aunque bien es cierto que con criterios no siempre correctos tal y como ha demostrado la etiqueta ECO y su polémica obtención por todo coche semihíbrido.

Aunque aún no se han señalado medidas concretas más allá de la equiparaciñon de los impuestos entre el diésel y la gasolina, la revisión del impuesto de matriculación se produciría en pos de adaptarse a las nuevas circunstancias que presenta el mercado, algo que de hecho demanda un importante número de colectivos y ONGs. Recordemos que con la entrada en vigor del ciclo WLTP y la caída en desgracia de los coches diésel se ha disparado la recaudación mediante el impuesto de matriculación. Dado que las emisiones homologadas ahora son más elevadas con el cambio de ciclo de homologación y que el mercado se ha volcado con los coches gasolina cuyas emisiones de CO2 son más elevadas que un diésel equivalente, la recaudación a través de este gravamen se ha elevado de forma considerable. La revisión del impuesto buscaría una adaptación teniendo en cuenta además que para 2021 finalizaría la moratoria al WLTP que es cuando se dispararán las emisiones homologadas.

En el caso del impuesto de circulación la revisión se buscaría penalizar a los vehículos más antiguos y contaminantes, una fórmula que ya se aplica en puntos clave de la geografía como es el caso de Madrid Central. Se trata de una medida que ha sonado en más de una ocasión en el pasado, introduciendo recargos para los coches que no cuenten con distintivo ambiental. La polémica al respecto está servida ya que esta mayor presión fiscal afectaría a un gran número de coches sin discriminar por su uso. El aumento del impuesto de circulación (también conocido como numerito) afectaría a todos los coches por igual sin importar el uso que se haga de ellos, ya sean coches de uso diario o automóviles de uso ocasional.

Con ambas revisiones se conseguiría un aumento de la recaudación con la que el Gobierno pretende impulsar el vehículo eléctrico y la infraestructura de recarga, dos puntos claves en su agenda de transición energética. No podemos olvidar que la senda propuesta por el Gobierno antes de las pasadas elecciones contaba con un ambicioso plan de electrificación y expansión de la infraestructura de recarga para reducir la presencia de los vehículos con motor de combustión interna en las carreteras españolas.