La Comisión Europea está estudiando cuál será el siguiente gran paso en cuanto a requisitos y obligatoriedad de sistemas instalados de serie en vehículos. Tras la aprobación de la instalación de elementos como el ESP, la llamada de emergencia o el control de presión de neumáticos, desde Europa ya miran al futuro basándose en las posibilidades del coche autónomo. Tal y como está sucediendo en España, la Comisión Europea está muy preocupada por la ralentización en el descenso de la siniestralidad. Pese a que en 2015 se registraron 26.120 víctimas, 35.360 menos que en 2009, los datos revelan que existe una ralentización que tarde o temprano puede llegar a un punto de inflexión donde de nuevo crezca el número de víctimas. Este mismo caso, aunque a menor escala, es el que está sucediendo en España y ha provocado que la DGT comunique una . Ante este panorama la Comisión Europea tiene muy claro que la mejora en seguridad ha de venir a través de la obligatoriedad de funciones relacionadas con la conducción autónoma, concretamente se están estudiando 19 tecnologías. Las funciones que por el momento aparecen con más posibilidades de convertirse en obligatorias son la frenada autónoma de emergencia, los asistentes ante el abandono de carril y el detector de fatiga al volante. También está sobre la mesa la introducción de los controles de crucero adaptativos de cara conseguir un mayor respeto de los límites de velocidad y las distancias de seguridad. Lo que sí parece estar bastante claro es que Europa quiere obligar a los fabricantes a introducir tecnologías en todos sus coches en pos de reducir el número de accidentes y atropellos, lo cual redunda en una garantía para todos los usuarios de la vía. En Centímetros Cúbicos: