LOS TRUCOS PARA AHORRARTE UN MULTAZO
¿Tu parabrisas no queda limpio? Esto es lo que pasa y cómo arreglarlo
Si eres de los que cuidan su coche como si fuera de la familia, aquí tienes una guía clara para dejar el cristal como una patena.

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Pocas cosas desesperan tanto como darle al limpia y ver cómo el cristal queda aún peor, como si lo hubieras pasado con un trapo lleno de grasa. Pero más allá del cabreo, que lo tendrás, ojo: te pueden caer hasta 200 € de multa si no ves bien la carretera. Y no será por gusto.
Hay motivos claros por los que no consigues que quede limpio, desde escobillas reventadas hasta un parabrisas que parece un cementerio de insectos. Si eres de los que cuidan su coche como si fuera de la familia, aquí tienes una guía clara para dejar el cristal como una patena, sin gastar un dineral ni acabar en el taller con cara de “yo solo quería ver por dónde iba”.
1. Escobillas y líquido: donde suele estar el problema
Si las escobillas están hechas polvo, en lugar de limpiar lo que hacen es extender la porquería. Según el RACE, hay que cambiarlas cada 12 a 18 meses, o antes si chirrían o dejan marcas. El polvo, la resina o los insectos se las comen vivas.
Compra unas de calidad (Bosch o Valeo, por unos 20 €) y asegúrate de que son compatibles con tu coche. Cambiarlas es más fácil que pedir una pizza: van a presión y listo. Además es muy satisfactorio.
En cuanto al líquido, ni se te ocurra usar agua del grifo. Lleva cal y otras impurezas que dejan restos blancos en el cristal. Usa un producto específico, de esos que cortan la grasa como toca. Y si no sale agua, echa un vistazo a los inyectores: a veces se taponan y se limpian con un simple alfiler.
2. Cristal sucio o dañado: cuando la cosa se complica
A veces el parabrisas está tan pringado que parece que lo hayan barnizado con miel. La resina, los mosquitos o el polvo se pegan con ganas, y ni las escobillas ni el líquido dan para tanto. El sol, el calor y la arena también dejan microarañazos que atrapan más suciedad.
Usalimpiacristales específicos para coches, no jabón del lavavajillas, que deja restos y encima puede dañar la goma o la pintura. Un truco que funciona: alcohol isopropílico mezclado con agua al 50 %, y un paño de microfibra. Si hay manchas rebeldes, uno con amoníaco suele ir muy bien, pero úsalo con cuidado.
Si el cristal ya tiene arañazos serios, puedes probar con óxido de cerio (unos 15 € en ferreterías) y una pulidora. Pero vas a necesitar tiempo, paciencia y algo de maña. Si está muy tocado, lo mejor es cambiarlo. Con un buen seguro, la franquicia te costará entre 50 y 100 €.
Lo ideal eslimpiar el parabrisas cada dos semanas, para que no se acumule la porquería. No es solo por estética: cuanto más claro esté el cristal, menos reflejos y más visibilidad tendrás. Eso, además de evitarte una multa, hace que conducir sea bastante más agradable.
3. Buenos hábitos para que no vuelva a pasar
Los problemas con el parabrisas suelen venir porfalta de mantenimiento. Usar los limpias en seco, aparcar debajo de árboles o no limpiar el cristal con frecuencia convierte cualquier parabrisas en una trampa de suciedad.
Límpialo cada 15 díascon un buen producto y seca con microfibra para no dejar rayas ni arañazos. Y si te animas, aplica un repelente de lluvia como Rain-X (cuesta unos 10 €): el agua y la suciedad resbalan que da gusto.
Lleva siempreuna garrafa de líquido de repuesto en el maletero y revisa el nivel antes de salir de viaje. Y no, nada de trucos raros: olvídate de echar Coca-Cola (que daña la pintura) o de usar estropajos (que rayan más que limpian).
Si ves que el agua sigue sin salir y no basta con limpiarlos con un alfiler o un poco de aire comprimido (sacando las gomas bajo el capó y soplando solamente la boquilla).
Un parabrisas limpio no es un capricho: es seguridad
Con cuatro duros y un poco de atención al mes, puedes mantener el cristal como nuevo. Se ve mejor, se conduce más a gusto y evitas disgustos con la DGT.
Así que ya sabes: dale diez minutos cada dos semanas y tendrás un parabrisas digno de anuncio. Porque ver la carretera clara no es solo cuestión de estilo, es cuestión de seguridad.
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