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¿Nuevo, de ocasión o renting? Pros y contras explicados sin tecnicismos

Elegir coche es como elegir casa: hay mil opciones y todas parecen tener trampa. ¿Compro nuevo y me arruino? ¿Me arriesgo con uno usado? ¿O mejor eso del renting que ahora está tan de moda? La decisión no es fácil, pero tampoco es ciencia espacial. Al final depende de tu bolsillo, tus necesidades y lo que te quite el sueño por las noches.

Comprar coches de segunda mano

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Elegir coche es como elegir casa: hay mil opciones y todas parecen tener trampa. ¿Compro nuevo y me arruino? ¿Me arriesgo con uno usado? ¿O mejor eso del renting que ahora está tan de moda? La decisión no es fácil, pero tampoco es ciencia espacial. Al final depende de tu bolsillo, tus necesidades y lo que te quite el sueño por las noches.

Coche nuevo: estrenar tiene su precio

Comprar un coche nuevo es como comprarte un traje a medida: sale caro, pero sabes exactamente lo que tienes. La principal ventaja es la tranquilidad. Garantía de fábrica, cero kilómetros, y la seguridad de que no ha pasado por las manos de nadie más. Si algo se rompe en los primeros años, no es tu problema.

El tema del dinero es donde duele. Un coche nuevo cuesta lo que cuesta, y encima pierde valor como una piedra en cuanto lo sacas del concesionario. En el primer año puede perder hasta un 20% de su valor, aunque no le hagas ni un rasguño. Es el precio de estrenar, como cuando compras un móvil que a los seis meses vale la mitad.

Además, tienes que pagar todo de golpe o meterte en una financiación que puede durarte años. Los seguros también son más caros porque el valor del coche es mayor. Pero si tienes pasta y quieres dormir tranquilo, es la opción más segura. No hay sorpresas desagradables ni gastos inesperados durante los primeros años.

Coche de ocasión: la lotería de los usados

Comprar de segunda mano puede ser un chollo o una pesadilla, dependiendo de tu suerte y de lo bien que sepas elegir. La ventaja principal es obvia: pagas mucho menos dinero por algo que hace exactamente lo mismo que uno nuevo. Un coche de tres años puede costarte la mitad que uno recién salido de fábrica.

El problema es que nunca sabes con seguridad lo que estás comprando. Por muy buena pinta que tenga, puede esconder problemas que no se ven a simple vista. El anterior dueño puede haber sido un manitas que lo cuidaba como oro en paño, o un salvaje que no sabía ni dónde estaba el aceite. Es como comprar una casa sin poder ver los cimientos.

Los gastos pueden llegar cuando menos te lo esperas. Una reparación que no estaba prevista puede costarte mil euros de la noche a la mañana. Por eso es fundamental llevarlo a un mecánico de confianza antes de comprarlo, aunque eso también cueste dinero. Si tienes buen ojo para elegir y no te importa asumir cierto riesgo, puedes conseguir una ganga.

Comprar un coche en un concesionario
Comprar un coche en un concesionario | Centímetros Cúbicos

Renting: pagar por usar, no por tener

El renting es como alquilar un piso, pero con ruedas. Pagas una cuota mensual fija y el coche es tuyo para usarlo, pero no para quedártelo. Incluye todo: seguro, mantenimiento, reparaciones, y hasta los neumáticos. Solo tienes que poner gasolina y conducir.

La comodidad es brutal. Se rompe algo, llamas y te lo arreglan sin coste. Se acaba el contrato, devuelves el coche y te llevas otro. No te tienes que preocupar de venderlo, de su depreciación, ni de gastos imprevistos. Es perfecto para gente que odia las complicaciones y quiere tener siempre un coche relativamente nuevo.

Pero claro, al final del contrato te quedas sin nada. Has pagado durante años y no tienes ni un tornillo que sea tuyo. Si cuidas mucho el coche o haces pocos kilómetros, probablemente salgas perdiendo comparado con comprarlo. Además, tienes limitaciones: no puedes modificar nada, hay límites de kilómetros anuales, y si lo devuelves con desperfectos te cobran extra. Es cómodo, pero caro a largo plazo.

La decisión final: según tu bolsillo y tu carácter

No hay una opción perfecta que sirva para todo el mundo. Si tienes dinero ahorrado y te gusta la tranquilidad, compra nuevo. Si eres más aventurero y quieres ahorrar pasta, busca un buen usado. Y si odias las complicaciones y prefieres pagar más por no tener dolores de cabeza, el renting es lo tuyo. Al final, el mejor coche es el que puedes permitirte sin perder el sueño por las noches.

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