DS SE METE DE LLENO EN EL SEGMENTO DEL LUJO
DS Nº8: lujo parisino con matrícula eléctrica
El coche que quiere redefinir el lujo francés sin recurrir a los tópicos. Así se presenta el nuevo DS Nº8, una berlina eléctrica que coquetea con la estética SUV y apuesta por algo que no siempre se ve en este segmento: un diseño distinto, interior elegante y equipamiento de alta gama, sin dejarse llevar por la fría sobriedad alemana ni el minimalismo excesivo.

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El coche que quiere redefinir el lujo francés sin recurrir a los tópicos. Así se presenta el nuevo DS Nº8, una berlina eléctrica que coquetea con la estética SUV y apuesta por algo que no siempre se ve en este segmento: un diseño distinto, interior elegante y equipamiento de alta gama, sin dejarse llevar por la fría sobriedad alemana ni el minimalismo excesivo.
Lo que más llama la atención nada más verlo es que no se parece a nada que circule por la calle. Tiene presencia, sí, pero también algo de provocación sutil. Los faros LED adaptativos, la parrilla iluminada y esas líneas fluidas que no sabes si están inspiradas en un coupé, una berlina o un SUV ligero… todo eso hace que se note francés desde el primer vistazo, y eso, en estos tiempos de diseño plano, tiene mérito.
Aun así, no es un coche para quien busque discreción. El Nº8 está hecho para llamar la atención, aunque lo haga con clase. Se le nota el esfuerzo por diferenciarse, desde las luces traseras verticales hasta los detalles cromados bien medidos, sin exceso. Una forma elegante de decir: "Estoy aquí, y no soy como los demás".
Mucho más que diseño
Por dentro, la cosa sigue igual de cuidada. Hay cuero Nappa, Alcantara reciclada, molduras que parecen pensadas para una boutique de moda y, sobre todo, sensación de calidad. DS ha querido hacer del interior una experiencia, y se nota en los detalles: botones físicos con tacto metálico, pantallas grandes (una central de 16" y otra para la instrumentación de más de 12"), un sistema de sonido desarrollado por Focal… Todo transmite mimo.
El confort también está a la altura: asientos con masaje, ventilación y calefacción (incluso en el reposacabezas, con algo que llaman “DS Neck Warmer”), climatización silenciosa, y una calidad de rodadura que sorprende por lo suave que es incluso en carreteras mal asfaltadas. Los vidrios laminados ayudan, pero también lo hace una suspensión con amortiguación adaptativa que lee el terreno por cámara. Sí, suena a gadget, pero funciona.
Y lo mejor es que todas estas cosas no están limitadas al acabado más caro. Ya desde el nivel Pallas, que parte de 57.000 euros, hay bastante equipamiento incluido. Luego está el Etoile, con detalles como la parrilla iluminada y ayudas a la conducción más avanzadas, y la Collection Jules Verne, que es la más exclusiva y sólo viene con la batería de mayor capacidad.

Autonomía real y sin dramas
Que sea bonito y cómodo está bien, pero este DS también tiene argumentos eléctricos de peso. Se puede elegir con dos tamaños de batería: una de 73,7 kWh que da para unos 550 km, y otra de 97,2 kWh que promete hasta 750 km en ciclo WLTP. Es decir, cifras muy competitivas frente a rivales como el Tesla Model Y o el BMW iX3, y más que suficientes para viajar sin preocuparse por enchufes cada dos por tres.
Además, carga rápido: hasta 160 kW en corriente continua, lo que permite ganar 200 km en apenas 10 minutos, y con un cargador doméstico o de calle de 11 kW, también se defiende bien en el día a día. Todo esto lo hace más práctico que lo que uno suele esperar de una berlina premium.
Comparado con sus rivales, el DS Nº8 juega una carta distinta. No busca ser el más potente ni el más tecnológico en cifras brutas, pero sí uno de los más agradables para vivir con él. Frente al toque frío de los alemanes o al enfoque funcional de los eléctricos chinos, este apuesta por algo más emocional, y eso, curiosamente, puede acabar siendo su mayor ventaja.
Para quien quiere algo diferente
¿Es para todo el mundo? No. Pero ese no parece ser su objetivo. Es un coche para quien valora el diseño, el silencio a bordo, los acabados especiales, el gusto por los detalles. Para quien no necesita presumir de cifras, pero sí quiere algo que se sienta especial.
Si tu vecino del quinto te preguntara por él, quizá lo mejor sería decirle: "Mira, no es el coche más barato ni el más conocido, pero si te gusta lo bien hecho, lo original y lo que no lleva todo el mundo, échale un ojo". Porque a veces, destacar no tiene que ver con velocidad ni potencia, sino con buen gusto.
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