EL BUGATTI MÁS RADICAL DE LA HISTORIA

Si te gustan los coches potentes, este te dejará majareta

Un coche de circuito, con motor W16, cuerpo de nave espacial y alma de bestia. Bugatti se despide de su legendario motor con una creación que parece más un experimento que un coche. Y sí, está en boca de todo el mundo.

Bugatti Bolide

Bugatti BolideBugatti

Publicidad

Bugatti no sabe irse en silencio. Mientras otras marcas apagan motores con lágrimas y nostalgia, ellos lo hacen con fuegos artificiales mecánicos. El Bolide es su carta de despedida al W16, ese monstruo de 8 litros y cuatro turbos que ha sido su seña de identidad durante dos décadas. Y lo hacen sin filtros: sin concesiones a la comodidad, sin pantallas táctiles ni alfombrillas mullidas. Solo ingeniería bruta.

Porque no, el Bolide no es un coche para carretera. Es un prototipo legalizado sólo para circuito, creado para responder a una pregunta que nunca debió hacerse: “¿Qué pasaría si liberamos al W16 de todo lo que lo limita?”. El resultado es un artefacto ultraligero (1.450 kg en orden de marcha), con una relación peso-potencia de escándalo y una estética que da más miedo que un caza en maniobra evasiva.

Bugatti lo presentó en 2020 como concept car, y ya por entonces sonaba a locura lejana. Pero ahora es real. Las primeras entregas han comenzado, y ya lo hemos visto en movimiento. O más bien, lo hemos intuido en movimiento, porque acelera como si alguien hubiese pulsado el botón de “avance rápido”. Lo ha probado incluso Top Gear, y los planos en pista son tan exagerados que parecen CGI.

1.600 caballos que rugen en redes

El Bolide es tendencia. Desde que ha salido de los garajes privados y se ha dejado ver por redes, no se habla de otra cosa en los foros de coches. Reddit, Instagram, X (antes Twitter)… todo el mundo está compartiendo vídeos, haciendo zooms absurdos a su aerodinámica activa y comentando lo surrealista de su paso por curva. Es un coche que no parece de este mundo.

En los clips compartidos por influencers del motor y medios especializados, el sonido del escape es casi perturbador: no es grave como un muscle car, ni agudo como un F1 moderno. Es… distinto. Como si cada explosión del motor rompiera el aire. Y eso, sumado a una puesta en escena intimidante (carrocería bajísima, ruedas carenadas, luces en X), lo convierte en un imán de atención instantáneo.

Además, hay cierto halo de misterio. Solo se van a fabricar 40 unidades, todas ya vendidas, y prácticamente nadie ha tenido acceso real a conducirlo. Eso genera más morbo aún: estamos ante un coche del que se habla más de lo que se ve, y que representa el sueño húmedo de cualquier gasolinero con cuenta bancaria ilimitada.

Bugatti Bolide
Bugatti Bolide | Bugatti

No es un coche: es un manifiesto

El Bolide no busca batir récords de velocidad ni dominar campeonatos. Su existencia no tiene sentido comercial. De hecho, Bugatti lo ha construido porque quería hacerlo, no porque necesitara hacerlo. Y eso lo convierte en una rareza en los tiempos que corren, donde todo coche parece diseñado con un comité de marketing detrás. El Bolide, en cambio, es pura pasión ingenieril.

Es también un homenaje a una época que se acaba. Con la transición a la electrificación ya en marcha, y Bugatti ahora en manos de Rimac, el futuro será eléctrico o, como mínimo, híbrido. El Bolide es el último capítulo del libro de combustión pura de la marca. Un canto del cisne con eco atronador y forma de bólido de ciencia ficción.

Pero no nos engañemos: detrás de su brutalidad también hay belleza. El Bugatti Bolide es una obra de arte en carbono. Cada curva tiene una función. Cada alerón, una razón de ser. Y aunque lo más probable es que la mayoría acabe guardado en colecciones privadas sin pisar nunca un circuito, su existencia basta para recordarnos que, de vez en cuando, está bien perder la cabeza.

Antena 3» Noticias Motor

Publicidad