DS 5 a prueba: la renovación del concepto premium francés
DS 5 a prueba: la renovación del concepto premium francés
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Aún recuerdo bien el día en que Citroën presentó su nuevo DS 5, hace ahora cuatro años. He de reconocer que me costó, y mucho, entender su enfoque. Citroën se lanzaba a una categoría harto complicada con un producto muy transgresor. No era un compacto al uso, aunque sus dimensiones sean contenidas. Tampoco un monovolumen, aunque su silueta y su arquitectura de portón trasero pudieran invitarnos a pensar en ello. Tampoco era un sedán, en tanto no goza de un tercer cuerpo, un voladizo posterior. Pero Citroën tenía muy claro que su DS 5 quería competir con las berlinas premium, y especialmente las alemanas, que en Europa son también las dominadoras de su categoría. Cuatro años después Citroën ha dado alas a su retoño, y la marca DS viaja en solitario, o mejor dicho, en un juntos pero no revueltos, para recibir un trato diferenciado. Para entender a este coche, primero hemos de hablar de su estética. El DS 5 es un producto diferente a casi cualquier otro coche que nos encontremos en el mercado. DS ha recurrido a unos rasgos muy marcados, en detalles como los cromados que se extienden como prolongación de los faros hasta el pilar delantero, o su línea lateral acristalada, e incluso las proporciones de su portón trasero. El DS 5 se ha actualizado con respecto a aquel coche que conocimos como Citroën DS 5. La base es la misma, pero sí se aprecian detalles concretos que se han perfeccionado, como su parrilla frontal, o el diseño de las defensas y los faros. Pero para definir un coche, en esta era en la que la barrera que antaño definía los segmentos tradicionales se ha desdibujado, quizás debamos pensar en el uso que haremos de ese coche, y no en su estética, para encasillarlo. El DS 5 es un coche práctico, y cómodo, bien equipado, que aún sin ser tan espacioso como un sedán medio, cumple con las expectativas de lo que esperaríamos en un coche compacto de su tamaño. Probablemente la mejor virtud del DS 5 sea la de ofrecer un equipamiento digno, y unos estándares de calidad y acabados altos, inusuales en el segmento generalista, y me atrevería a decir que también en las gamas de acceso de los premium. Aunque el más básico ya venga equipado con climatizador bizona, encendido automático de faros, y Bluetooth, entre otros, el DS 5 es un coche que agradece que optemos por un equipamiento más completo y avanzado, y algunas de las opciones que pueden configurarse, pagando el correspondiente extra. El DS 5 puede equiparse con Head-Up Display, un nuevo equipo de entretenimiento con diferentes funciones de conectividad, e incluso asientos calefactados y con función de masaje. Pero en definitiva el DS 5 es sobre todo un ejercicio de diseño francés, de lo que en DS denominan como spirit of avant-garde. Tanto dentro como fuera del DS 5 nos encontramos con infinidad de detalles, como dirían los anglosajones “huevos de pascua”, realmente curiosos. El diseño de los tapizados de piel, además de cómodo, está inspirado en la correa de cuero de un fino reloj de pulsera. El reloj analógico sobre el salpicadero también es un guiño al lujo y el diseño francés. Su techo panorámico, con tres zonas acristaladas bien diferenciadas, la trasera, y la delantera de conductor y acompañante, pretende asemejarse a la cabina de un avión. Detalle que apreciamos incluso en la botonera, y sus botones en forma de tirador, desde la que podemos abrir o cerrar la cortinilla que oscurece el techo. Para nuestra prueba, escogimos un DS 5 Diésel Hybrid 4x4, una combinación mecánica inusual, en tanto se basa en un motor térmico diésel y un motor eléctrico de apoyo. Gracias a esta combinación, el DS 5 probado goza de 200 CV de potencia, que se entregan únicamente cuando sendos motores trabajan a pleno rendimiento. La idea de un diésel híbrido con este formato es interesante, en tanto permite al DS 5 gozar de tracción a las cuatro ruedas, debido a la presencia del motor eléctrico en el eje trasero, sin los inconvenientes, de peso y espacio, derivados de instalar un eje de transmisión hacia el tren trasero. El conductor cuenta con diferentes modos de marcha. Por ejemplo, podemos seleccionar un modo eléctrico ZEV en el que circular sin consumir combustible, a una velocidad muy reducida y durante una distancia muy limitada, la máxima en la que las baterías puedan suministrarnos energía, a lo sumo unos cientos de metros. Es un modo que en la vida real no resulta muy práctico por sus limitaciones, ni eficiente, salvo para llegar durante la noche a una vivienda unifamiliar en silencio, sin despertar a la familia, o a los vecinos. Sinceramente no se me ocurre otra utilidad mejor que esta. Lo normal será que circulemos en modo Auto, y dejemos que sea la electrónica el coche la que se encargue de distribuir el uso energético, de electricidad o gasóleo, y el empuje del motor eléctrico y el motor térmico. Es interesante saber que contamos con un modo 4WD que fuerza el funcionamiento del motor eléctrico del eje trasero, por ejemplo para asistirnos al salir en firmes deslizantes. También es interesante el modo Sport, que maximiza le entrega de potencia para ofrecer sus mejores prestaciones. Con esta combinación mecánica el DS 5 es rápido, confortable, y a priori más eficiente que el resto de los diésel de la gama. También hemos de tener en cuenta que de serie ya cuenta con cambio automático. El Hybrid 4x4 homologa unos consumos desde 3,5 litros/100 kilómetros y unas emisiones desde 90 g/km de CO 2, que según el equipamiento escogido puede aumentar unas décimas. El problema es que con unos consumos en carretera muy por encima de los 5 litros/100 kilómetros, y similares en ciudad, el ahorro con respecto al resto de los diésel de la gama DS 5 no se nos antoja suficientemente elevado como para que compensen los 8.000€ de diferencia que existen con un BlueHDi 180 EAT6 (automático y con 180 CV), o los 10.000€ de diferencia con un HDi 150 CV con cambio manual. Sin lugar a dudas, el DS 5 ha mejorado bastante en lo que a dinámica y calidad de rodadura se refiere. Es un coche que ha sido concebido sobre todo con el confort en mente, y destaca más por ello que por un enfoque deportivo. En cualquier caso, las suspensiones cuentan con un tarado muy correcto, que absorbe bien las irregularidades del terreno, y contiene los balanceos y cabeceos de la carrocería. La dirección es suficientemente precisa, aunque ligera, pero transmite confianza al negociar carreteras muy reviradas. El aislamiento acústico es muy correcto, aunque el sonido del diésel sea más elevado de lo que desearíamos. Actualmente, el DS 5 arranca en 34.725€ de tarifa, escogiendo el motor diésel de 120 CV y el equipamiento más básico, que con promoción pueden quedarse en unos 30.950€. El Hybrid 4x4 ya se sitúa en 46.475€ de tarifa y 42.700€ con promoción, con acabado Style. El híbrido únicamente está disponible con los acabados más equipados de la gama, Style y Sport.