EL NOMBRE LO AGUANTA TODO, PERO ¿CUÁNTO MÁS?

Defender Octa Black: ¿Hasta dónde puede estirarse el mito Defender?

El nombre Defender sigue pesando mucho. Lleva décadas asociado a la resistencia, a la capacidad sin florituras y a la dureza sin concesiones. Representa una época en la que un todoterreno era una herramienta, no un símbolo de estatus. Con el Defender moderno, y sobre todo con esta versión Octa Black, esa imagen se transforma.

Defender Octa Black

Defender Octa BlackLand Rover

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El nombre Defender sigue pesando mucho. Lleva décadas asociado a la resistencia, a la capacidad sin florituras y a la dureza sin concesiones. Representa una época en la que un todoterreno era una herramienta, no un símbolo de estatus. Con el Defender moderno, y sobre todo con esta versión Octa Black, esa imagen se transforma. Sigue siendo capaz, incluso más en ciertos aspectos, pero su espíritu se aleja de aquel primer Defender que solo pedía gasóleo y campo.

Esta versión Octa Black es el nuevo techo de la gama. Tiene un motor V8 biturbo con 626 caballos, una suspensión hidráulica interconectada, neumáticos de 33 pulgadas y un interior que parece más sacado de un SUV de lujo que de un coche dispuesto a cruzar África, y sin embargo, ahí están los datos: puede vadear hasta 900 milímetros, tiene bloqueo de diferenciales y modos específicos para cada terreno. La pregunta no es si es capaz. Lo es. La pregunta es si esto sigue siendo un Defender como los de antes.

El mito se estira, y lo hace con fuerza, pero también con riesgo. Cada versión nueva que añade más cuero, más tecnología y más potencia se aleja un poco más de ese vehículo crudo, funcional y sin pretensiones que enamoró a generaciones. Para quien ve el Defender como una herramienta, el Octa Black es difícil de justificar. Para quien busca un coche exclusivo, llamativo y con capacidades reales fuera del asfalto, es una tentación difícil de ignorar.

Entre la evolución y la ruptura

El Defender original, el de verdad, era un coche para todo. Lo mismo lo veías en una granja que en una embajada. Su diseño era tosco, su conducción exigente y su interior poco amigable, pero cumplía con creces su función. Era fácil de reparar, de entender y de llevar hasta el fin del mundo. El modelo actual, aunque más versátil, ha perdido esa brutal sencillez. Ahora es más SUV que 4x4, con una estética cuidada, un interior de gama alta y una electrónica que impone respeto.

Comparado con el original, el Octa Black es superior en muchos aspectos. Es más rápido, más cómodo, más seguro y, en ciertos casos, incluso más capaz. Pero también es más pesado, más complejo y más caro. Pesa más de 2.500 kilos y cuesta más de 170.000 euros en sus versiones más equipadas. Frente a eso, el Defender clásico tenía ejes rígidos, chasis de largueros y una construcción pensada para sobrevivir, no para impresionar.

La esencia ha cambiado. El nuevo Defender, y en particular el Octa Black, es un coche para quien quiere un todoterreno pero no renuncia a lo premium. Es un producto más elaborado, más atractivo para un público distinto. Lo que queda en duda es si todavía representa lo que una vez significó el nombre Defender, o si es simplemente una etiqueta que se ha mantenido para no perder el tirón comercial.

Defender Octa Black
Defender Octa Black | Land Rover

Entre la ambición y el marketing

El Defender Octa Black es un coche ambicioso. Tiene todo lo que Land Rover puede ofrecer hoy: el motor más potente, la suspensión más avanzada y el diseño más impactante. También tiene elementos inéditos, como los asientos vibroacústicos o el modo de conducción “Octa” pensado para sacar el máximo en pistas rápidas. Su objetivo no es solo subir una montaña, sino hacerlo con estilo, a velocidad y sin renunciar al confort.

Ahí está la clave: estilo. El Octa Black es tan sofisticado que parece más pensado para aparcar en la entrada de un hotel en Gstaad que para acampar en mitad del Atlas. La marca lo presenta como el Defender más capaz y radical, pero su enfoque está claramente en lo aspiracional. A nivel técnico, es brillante. A nivel conceptual, es discutible. ¿Realmente hacía falta vestir al Defender con este traje negro brillante, o bastaba con mantener viva su rudeza?

Al final, este Defender Octa Black merece la pena para quien quiera todo: lujo, potencia y presencia. No es un coche racional ni práctico en el sentido clásico. Es una declaración de intenciones, un guiño a quienes buscan un todoterreno que también sea un escaparate. Para los puristas, no es más que una maniobra de marketing con forma de SUV musculado. Pero incluso ellos deben reconocer que, aunque el Defender haya cambiado, sigue siendo un coche que no deja indiferente.

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