ADAPTAR LA FORMA DE PILOTAJE
Conducción defensiva: así debes aplicarla en casos de lluvia extrema
Se basa en aumentar la distancia de seguridad, sostener con fuerza el volante, mantener una buena visibilidad, frenar de forma progresiva o conducir por el centro del carril

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Es posible que no esté familiarizado con el concepto de conducción defensiva, que le suene por haberlo aprendido en su momento, pero que lo olvidase por el desuso. Lo mejor sería no tener que usarlo porque se aplica en situaciones excepcionales como lluvia extrema. Pero teniendo en cuenta las condiciones climatológicas que atravesamos últimamente, debemos refrescar qué significa este término y cómo usarlo de forma correcta.
La conducción defensiva se aplica en condiciones de lluvia extrema con el objetivo de reducir el riesgo de accidente y consiste en modificar el pilotaje habitual hacia uno que más rígido, más lento, más prudente y, sobre todo, más seguro. Aunque todo empieza antes de la conducción con un buen mantenimiento del vehículo, que sus frenos y sus neumáticos estén preparados para enfrentar adversidades. Vamos a comentar los principios básicos de una conducción defensiva.
Capacidad de reacción
Se debe incrementar la distancia de seguridad con el resto de vehículos. Al menos, duplicarla. Es decir, en condiciones normales se recomienda que esa distancia sea de dos segundos, así que con lluvia extrema sería de cuatro segundos. Aunque si el coche es viejo o se transportan grandes cargas, la capacidad de reacción del automóvil se reduce y lo más recomendable es alejarse aún más del resto de tráfico.
El siguiente consejo es circular por el centro de la carretera en todo momento, olvidándose de trazar o recortar curvas. Es mucho más probable encontrar charcos de agua o partes del asfalto en mal estado en los laterales de la carretera. Por lo tanto, en el centro los neumáticos van a disfrutar de mayor agarre, algo fundamental cuando enfrentamos un recorrido lleno de agua.
Evitar el efecto "flotación"
Los charcos provocan aquaplaning, un fenómeno de "flotación" del vehículo porque los neumáticos no apartan suficiente agua, ya sea porque se ha borrado el dibujo o han perdido presión, o bien porque se circula a una velocidad demasiado baja. A veces, el aquaplaning es inevitable porque el mantenimiento del coche no es el correcto o porque la densidad del tráfico no nos permite pilotar con la suficiente velocidad. En esos casos, para evitar los peores efectos del aquaplaning, el derrape o el deslizamiento, no se debe frenar de golpe, siempre hacerlo de forma progresiva.
Por último y casi lo más evidente, tener buena visibilidad. A veces puede ser agobiante conducir bajo lluvia intensa porque el cristal delantero se empaña o los limpiaparabrisas no barren suficiente agua para garantizar una visión correcta. Es superimportante que esto no ocurra, que el coche tenga la capacidad para que la lluvia no se acumule en el rango de visión del conductor.
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