NADIE CONDUCIRÁ POR TI

Conducción autónoma: lo que no te cuenta la publicidad

Mucho se habla de la forma prácticamente "sin conductor" de llevar un coche, pero hay mucho detrás que en Centímetros Cúbicos sentimos que tenemos que decirte al respecto.

Conducción autónoma

Conducción autónoma Newspress

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La conducción autónoma es el anhelo de los conductores más perezosos y de Tesla principalmente, que es la marca que ha puesto más carne en el asador que ninguna otra con ella. Es en Estados Unidos principalmente donde se están haciendo varias pruebas con los llamados coches autónomos en servicio de taxi, aunque también en China se está testando la tecnología. Dicho esto, desde Centímetros Cúbicos sentimos que tenemos el deber de explicarte aquello que nadie te cuenta a través de la publicidad ni de las noticias acerca de la conducción autónoma. Así que si quieres estar bien informado, lo mejor es que sigas leyendo.

Lo que funciona, lo que falla y lo que falta para que dejemos de conducir

Con las ayudas a la conducción o ADAS que, por norma, debe incluir cualquier coche que se comercialice en Europa, el conductor está más protegido ante el riesgo de sufrir un accidente y de cometer ciertas infracciones que les lleve a ello o a una sanción económica, como es el caso del control de crucero adaptativo y el lector de señales de tráfico. No obstante, la conducción autónoma promete ir más allá. No obstante, hay un estándar, el J3016 de la SAE International que fue creado en su día por la Sociedad Internacional de Ingenieros de Automoción, que fija unos niveles y las prestaciones que ofrecen:

  • Nivel 0 (sin automatización): es como si no hubiera nada dado que el conductor hace todas las tareas de conducción. No obstante, puede venir con sistemas de advertencia como frenado de emergencia asistido o alertas de cambio de carril, pero carece de una intervención activa del vehículo que es el elemento diferencial de la conducción autónoma.
  • Nivel 1 (asistencia al conductor): el coche puede ayudar en una función concreta, como el ya citado control de crucero adaptativo o el asistente de mantenimiento de carril. Para ello, emplea sensores como radares y cámaras que ayudan pero no eximen al conductor del control total.
  • Nivel 2 (automatización parcial): en este caso el coche puede controlar dirección, aceleración y frenado al mismo tiempo con funciones. Un ejemplo que lo encarna a la perfección es el sistema Active Driver Assist de Renault, o el reconocimiento de señales de tráfico. De todas formas, el conductor debe estar en alerta constantemente.
  • Nivel 3 (automatización condicional): En ciertas situaciones favorables, el coche puede tomar el control totalmente, como por ejemplo a la hora de hacer adelantamientos y en el frenado. Por ello, los vehículos en este nivel suelen ofrecer sensores avanzados y procesamiento en tiempo real mediante la IA y fusión de sensores. Dicho esto, el coche permite la conducción, pero el usuario ha de estar listo para actuar si el sistema lo pide.
  • Nivel 4 (alta automatización): El vehículo puede operar sin el conductor en ubicaciones controladas (lo que se llama geo-fencing), como taxis autónomos en zonas urbanas concretas. Para ello, usa una combinación de LiDAR, cámaras 360º, mapas HD y redes neuronales que le ayudan a tomar decisiones. No exige conductor, pero está limitado en condiciones adversas o fuera de las zonas donde opera.
  • Nivel 5 (Automatización total): No tiene volante ni pedales, de forma que el coche se conduce totalmente solo en cualquier entorno y condición. Está basado en IA avanzada, V2X (comunicación vehículo-infraestructura), y una red de sensores que le permite operar con seguridad sin que el conductor haga nada.

Dicho esto, en el mercado no tenemos coches situados en los niveles más altos. Para que te hagas una idea, los de Tesla están en el nivel 2. Por lo tanto, aún falta muchísimo para que las personas dejemos de conducir totalmente dentro de un vehículo. Sí que es cierto por ejemplo que Renault, a través de modelos como el Espace y el Rafale E-Tech, ofrece un nivel de asistencia a la conducción tan alto que apenas supone un esfuerzo para el conductor maniobrar al volante con 32 ADAS. Dicho esto, no te duermas en los laureles cuando conduzcas ni lo fíes todo a la tecnología, aunque hoy te ayude mucho más que hace varios años.

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