TIENEN SUS VENTAJAS

5 razones para plantearte comprar un eléctrico barato hoy mismo

Aunque los eléctricos sigan generando desconfianza entre buena parte de los conductores, conviene dejar a un lado prejuicios y fijarse en lo que ofrecen en su versión más modesta: la de los urbanos asequibles. Frente al relato oficial de transición ecológica o las campañas agresivas de ciertas marcas, hay argumentos sólidos y verificables que justifican la compra de un coche eléctrico barato para algunos perfiles concretos.

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Aunque los eléctricos sigan generando desconfianza entre buena parte de los conductores, conviene dejar a un lado prejuicios y fijarse en lo que ofrecen en su versión más modesta: la de los urbanos asequibles. Frente al relato oficial de transición ecológica o las campañas agresivas de ciertas marcas, hay argumentos sólidos y verificables que justifican la compra de un coche eléctrico barato para algunos perfiles concretos.

Aquí no se trata de creer o no creer en el coche eléctrico, sino de evaluar sus puntos fuertes sin perder el sentido común,porque no todos los modelos lo merecen, ni todos los conductores los necesitan. Pero si el uso que se le va a dar encaja con sus virtudes, hay razones de peso para tenerlos en cuenta. Especialmente si hablamos de urbanos pequeños, con precios contenidos y costes de uso aún más bajos.

A continuación, repasamos cinco razones que, bien entendidas, pueden inclinar la balanza a favor de este tipo de eléctricos. Nada de milagros ni de discursos verdes huecos. Solo números, contexto y realidades que ya están sobre la mesa.

Ahorro real en costes de uso

Los eléctricos no tienen aceite que cambiar, ni embrague, ni correas de distribución. Su mantenimiento es, en general, mucho más sencillo y barato. Las revisiones se espacian más y las piezas que más sufren (pastillas, discos) duran más gracias a la frenada regenerativa. Todo esto suma a lo largo de los años, sobre todo si se compara con un gasolina urbano.

El coste por kilómetro también juega a su favor si se puede cargar en casa. A tarifas valle, recorrer 100 kilómetros cuesta menos de 2 euros. Ni siquiera el diésel más eficiente se acerca. Es cierto que si solo se carga en puntos públicos puede salir caro, pero no es lo habitual entre quienes compran un eléctrico barato.

A esto hay que añadir que muchas ciudades ofrecen descuentos en aparcamiento, peajes o zonas de acceso restringido. No es un regalo, pero ayuda a cuadrar cuentas, sobre todo si se vive o trabaja en una gran ciudad con restricciones al coche de combustión.

Experiencia de conducción en ciudad

El par inmediato y la suavidad del motor eléctrico cambian por completo la conducción urbana. No hay tirones, no hay ruido, y la respuesta al acelerador es instantánea. No hace falta un gran motor para moverse con agilidad en el tráfico urbano, pero sí se agradece la ausencia de vibraciones y el silencio cuando uno pasa horas en atascos.

Muchos modelos eléctricos baratos están diseñados con enfoque urbano, por lo que sus cotas, su radio de giro y su visibilidad están bien resueltas, y aunque no brillen por calidades interiores, lo compensan con una conducción mucho más relajada. Algo que no suele destacarse, pero que marca la diferencia cuando se usa el coche todos los días para lo mismo: ir del punto A al B sin más pretensiones.

Además, la frenada regenerativa permite un uso más dosificado del pedal de freno, y algunos modelos incluso permiten la conducción con un solo pedal. No es una necesidad, pero es cómodo y reduce el desgaste de componentes.

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Incentivos fiscales y ayudas públicas

En España, el plan MOVES ha tenido sus idas y venidas, pero sigue siendo una herramienta útil para abaratar la compra de eléctricos nuevos. Aunque los trámites puedan ser lentos, las ayudas alcanzan los 7.000 euros si se achatarra un coche antiguo, lo que en modelos baratos representa una rebaja muy considerable.

A eso se suma la exención del impuesto de matriculación y bonificaciones en el de circulación. Son detalles menores en algunos casos, pero acumulados a lo largo de los años acaban marcando la diferencia. Especialmente en municipios donde se aplica la máxima bonificación legal.

También hay incentivos a nivel autonómico y local, aunque no siempre se publicitan con claridad. Algunas comunidades subvencionan la instalación de puntos de carga domésticos, y otras permiten el acceso libre a zonas de bajas emisiones sin necesidad de pagar por ello.

Etiqueta CERO para moverse sin restricciones

Los coches eléctricos son casi los únicos que obtienen la etiqueta ambiental CERO de la DGT (aparte de los híbridos enchufables), lo que les permite circular libremente por el centro de las grandes ciudades. En un contexto de restricciones crecientes, esto es clave para quien viva o trabaje dentro de una zona de bajas emisiones.

No solo se trata del acceso, sino también de la comodidad. No hay que estar pendiente de si es lunes, si hay protocolo activado o si se ha superado un límite de emisiones. Se entra y se sale sin pensar, y aunque muchos híbridos enchufables también lucen la etiqueta CERO, en los modelos eléctricos baratos no hay riesgo de que el motor de combustión acabe activándose en plena zona restringida.

Esto se vuelve más relevante a medida que más ciudades imponen limitaciones a los vehículos sin etiqueta. En el corto plazo, tener un coche con CERO no es solo una ventaja: es casi un salvoconducto.

Opciones reales por menos de 25.000 euros

Hace unos años, hablar de eléctrico barato era casi una contradicción. Hoy no. Los modelos como el Dacia Spring, el Citroën ë-C3 o el Renault Twingo E-Tech ofrecen precios que, con ayudas, quedan incluso por debajo de los 15.000 euros. No tienen grandes autonomías ni equipamientos lujosos, pero cumplen con lo que prometen.

Estos coches están pensados para trayectos cortos, segunda residencia o uso diario en entorno urbano. Si uno no busca aparentar ni necesita hacer viajes largos de forma habitual, cumplen su función con eficacia. El ahorro en combustible y mantenimiento se nota desde el primer año.

Hay que saber qué se compra y para qué se va a usar. Si se espera que un eléctrico urbano rinda como un compacto diésel en autopista, se acaba en decepción. Pero si se entiende su papel, lo que ofrecen por su precio no tiene rival, y eso, en el contexto actual, ya es mucho decir.

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