No habrá cambio de ciclo finalmente en Euskadi, pero poco ha faltado para ello. Al término de esta jornada electoral de infarto, el PNV ha vuelto a ser la fuerza más votada en el territorio vasco, lo que garantiza a la formación liderada por Imanol Pradales cuatro años de gobierno; en principio, de la mano del PSE-EE de Eneko Andueza, que se convierte nuevamente en llave de gobierno. Eso sí, a pesar del histórico apoyo logrado por la izquierda abertzale este 21 de abril. EH Bildu ha conseguido un resultado importantísimo, sin precedentes, al hacerse con el mismo número de escaños que su rival directo. Un resultado que, sin embargo, no es suficiente para arrebatarle la hegemonía.

En la parte baja de la tabla, la tensión propia de este frenético baile de escaños también se ha mantenido hasta el último momento. La fotografía electoral ha confirmado, más allá del duelo de titanes entre PNV y EH Bildu, la debacle en la que se encuentra inmersa una izquierda no nacionalista completamente dividida, que aúna con serias dificultades los votos necesarios para una representación bajísima en el parlamento vasco y sin visos de mejorar en próximos comicios; también, el leve incremento de los apoyos en la derecha popular y la resistencia de la ultraderecha en una cita electoral vital para su propia supervivencia.

Los sondeos lanzados a lo largo de la campaña electoral, e incluso las encuestas publicadas al cierre de los colegios electorales, ya advertían que iba hacer falta una 'foto finish' para identificar al ganador de estos comicios. Pero una vez contados los votos, los resultados son claros aun con sus matices: el PNV suma más de 370.000 votos (el 35,22%), que se traducen en 27 escaños, los suficientes para que, como ya hicieran en 2020, renueven el pacto de gobierno con el PSE-EE. "Hoy vuelve a ganar la democracia", ha celebrado Pradales, quien ha asegurado en una intervención posterior a su victoria que "ha quedado clara la pluralidad de este país". Y ha prometido: "Daré todo por Euskadi".

"El cambio está en marcha y es imparable"

Pero tan cierto es que los jeltzales han vuelto a ser la opción favorita de los vascos como que se han dejado por el camino cuatro escaños imprescindibles. Cuatro parlamentarios que parecen haber aprovechado, y mucho, en EH Bildu. Si estas elecciones no han derivado en un cambio de ciclo, sí parecen haber marcado un cambio en las tendencias políticas en Euskadi. Prueba de ello es que la alegría en la izquierda abertzale era más que evidente al poco de iniciarse el recuento de votos. El partido encabezado por Pello Otxandiano sale impulsado de las urnas, confirmando el mejor resultado de su historia con 27 parlamentarios. Esto es, hasta seis más que en 2020 tras recabar casi 342.000 votos (32,48%).

"El salto político es espectacular. El mapa político ya es nuevo, ya estamos en una realidad política nueva", ha subrayado el candidato abertzale, señalando que "el cambio está en marcha y es imparable". No obstante, su empate a escaños con PNV no le garantiza, ni mucho menos, la gobernabilidad. Siendo técnicos, EH Bildu aún tendría posibilidades para hacerse con la Lehendakaritza si convence a los socialistas, que mejoran en dos escaños sus resultados frente a los de 2020 (149.000 votos, el 14,22%). Esta vez, con Andueza a la cabeza. Un candidato que, además de celebrar los resultados de su formación, se ha acordado del presidente del Gobierno. "Gracias al PSOE, con Sánchez a la cabeza. Este triunfo también es de Sánchez", ha reconocido sin matices.

Nos tocará decidir, y lo haremos con responsabilidad"

Eneko Andueza (PSE-EE)

No obstante, la posibilidad de un gobierno Bildu-PSE-EE es, como poco, remota. Andueza ya dejó claro varias veces en campaña que no iba a pactar con Otxandiano, aunque esta misma noche intentaba todavía no dejar clara su postura: "Nos tocará decidir, y lo haremos con responsabilidad para responder a los vascos que quieren políticas alejadas del ruido". Así las cosas, al mismo tiempo que iban creciendo los escaños en apoyo a Bildu, se han ido desvaneciendo las posibilidades de Otxandiano de iniciar una nueva era política en Euskadi. No solo por el prematuro 'no' de los socialistas, sino también por la desastrosa situación en la que se encuentra el espacio de la izquierda conformado por Elkarrekin Podemos y Sumar.

La fuerza morada continúa haciendo frente a un declive cada vez más pronunciado. Como ya sucedió en los comicios gallegos, tampoco en esta ocasión han logrado sumar los votos necesarios -poco más de 23.000 votos, el 2,25%- para entrar en el parlamento. Si Podemos desaparece del escenario político de Euskadi, los resultados en Sumar no son mucho mejores. La formación de Yolanda Díaz tampoco convence en el espacio progresista vasco -más de 34.000 de los votos, 3,35%-, propiciando una fuga de votos de la que también se ha aprovechado Bildu, y dejando asimismo al borde de la extinción a la izquierda no nacionalista en Euskadi. Eso sí, hay que decirlo, en Sumar cuentan con un resultado que les permite decir, al contrario que Podemos, que siguen presentes en la política vasca, aunque con un peso mínimo.

Valoración más positiva puede hacer de esta noche electoral la derecha no nacionalista, si bien sus cifras tampoco invierten en forma alguna los más que previsibles pactos de gobierno. El Partido Popular, ahora sin Ciudadanos, mejora un tanto sus resultados. En concreto, suma un parlamentario más (siete) y afianza de esta forma su posición en Euskadi, escalando hasta el cuarto puesto con casi 100.000 votos (más del 9% de los votos). La otra 'buena' noticia en la ultraderecha se la lleva Vox que, alejándose de algunas previsiones, logra mantener un escaño clave tras cosechar poco más de 21.000 votos (2,03%); sí, menos que Podemos, pero concentrados en Álava, clave para que lograse ese parlamentario que la formación morada no ha conseguido. En cualquier caso, ese escaño, dado el reparto de parlamentarios registrados esta noche, no será decisivo para promover o frenar ninguna de las políticas que se puedan llevar a cabo a lo largo de esta legislatura.