La melatonina, ese suplemento que muchos usan para dormir mejor, ha dejado de ser vista como tan inocua. En un estudio reciente y observacional, presentado en las sesiones científicas de la American Heart Association (AHA) 2025 se analizó a más de 130.000 adultos con insomnio crónico y se identificó que quienes habían usado melatonina durante al menos un año presentaban una tasa significativamente mayor de insuficiencia cardíaca, hospitalización por esta causa y mortalidad general en los siguientes cinco años.
Para ponerlo en cifras, los investigadores hallaron que en el grupo que utilizó melatonina a largo plazo (definido como al menos 12 meses) la incidencia de diagnóstico de insuficiencia cardiaca fue de aproximadamente 4,6 %, frente al 2,7 % del grupo que no la había utilizado.
Además, la hospitalización por insuficiencia cardiaca fue de alrededor de 19 % en los usuarios frente al 6,6 % en los no usuarios. Y la mortalidad por cualquier causa fue de 7,8 % versus 4,3 % respectivamente. Por tanto, la asociación encontrada: el uso prolongado de melatonina se vinculó a un 90 % más de riesgo de insuficiencia cardiaca.
Ahora bien, es muy importante tomar distancia y revisar qué significa realmente este hallazgo, para no caer en alarmismos innecesarios, pero tampoco en tranquilidades engañosas.
¿Qué tipo de estudio es?
Se trata de un estudio observacional y retrospectivo, basado en registros electrónicos de salud de adultos con insomnio, emparejados en torno a 40 factores como edad, sexo, comorbilidades, índice de masa corporal, presión arterial, medicación cardiovascular, etc.
Los participantes que ya tenían un diagnóstico previo de insuficiencia cardiaca o que ya habían sido prescritos otros somníferos fueron excluidos. Esto refuerza su diseño, pero también marca el límite: la temporalidad, la causalidad y la calidad del dato no están garantizadas.
¿Qué 'no' dice el estudio?
No demuestra que la melatonina cause insuficiencia cardiaca o muerte. La relación es de asociación, no de causalidad. Es importante destacar que no conocemos con precisión la dosis, la formulación, el origen ni durante cuánto tiempo cada persona la usó exactamente.
Por otro lado, no se midió la severidad del insomnio, la presencia de apneas del sueño, el nivel de estrés o la ansiedad, factores asociados al riesgo cardiovascular. El propio insomnio crónico puede ser un marcador de mayor riesgo, lo que hace difícil saber hasta qué punto la melatonina es causa o acompañante.
Conclusiones pruedentes
1. La melatonina no es un suplemento inocuo para uso prolongado sin supervisión
2. En personas con insomnio crónico que la usan durante meses o años, conviene una revisión médica
3. Para problemas de sueño, la base debe ser higiene del sueño y terapias conductuales, no suplementos.
4. Si se usa melatonina, debe ser por el menor tiempo posible y en la menor dosis eficaz.
Implicaciones
Es una oportunidad para recordar la diferencia entre asociación y causalidad, desmontar la falsa seguridad del "es natural", y promover un enfoque más completo del sueño: horarios, hábitos, salud emocional y supervisión profesional.
Conclusión final
Este estudio no convierte a la melatonina en un enemigo del corazón, pero sí obliga a replantear su uso habitual y despreocupado. Si se está tomando de forma prolongada, lo recomendable es hablar con un profesional, revisar dosis, duración y estado cardiovascular. Dormir bien es mucho más que tomar una pastilla: implica cuidar el cuerpo, la rutina y la salud general. La melatonina puede ser útil, pero no debe ser la única estrategia, ni un comodín permanente sin control.



