Los crímenes de guerra de Israel de hoy en Gaza son los mismos que ya han sido documentados cuando Israel atacó en el pasado a Gaza. Pasarán años antes de que se documenten, prueben y verifiquen sin ningún atisbo de sospecha los crímenes de guerra que con innumerables indicios y declaraciones han quedado de manifiesto que ha cometido el ejército de Israel en lo que llevamos de ofensiva en 2023. Pero hay una manera de demostrar que lo que está cometiendo en el presente ya lo ha cometido en el pasado. No es una excepción, es la norma, es la concreción de un plan criminal orquestado por Israel que lleva a cabo contra Gaza desde hace décadas.

Desde que el 7 de octubre Hamás atacara el sur de Israel en la mayor incursión en territorio enemigo de la historia por parte de los palestinos, acabando con la vida de muchos militares, pero también de muchos civiles, y cometiendo un incontestable crimen de guerra, se han producido incontables denuncias por los crímenes de guerra que ha cometido el gobierno de Benjamin Netanyahu. Bombardeo de población civil de forma indiscriminada. Destrucción de infraestructura civil, sanitaria, viviendas y recursos hídricos, de saneamiento y de alimentos. Asesinato de población civil de forma intencionada. Corte de suministros, combustible, luz, agua y medicamentos y bombardeos con fósforo blanco sobre población civil. Estos son solo unos ejemplos de casos denunciados, con pruebas visuales, que se han producido en el ataque de Israel a Gaza tras el golpe terrorista del pasado 7 de octubre.

Todas y cada uno de las denuncias del presente fueron documentadas por la ONU tras la Operación Plomo Fundido del año 2008 y 2009 llevada a cabo por Israel contra Gaza que acabó con la vida de 1300 palestinos y 11 bajas del ejército de Israel. El informe de la Misión de Investigación de las Naciones Unidas sobre el Conflicto de Gaza presentado en septiembre de 2009 denuncia y documenta los innumerables crímenes de guerra cometidos por Israel que responden al mismo modus operandi de lo que ocurre en el actual ataque contra los palestinos. Israel hace hoy en Gaza 2023 lo que ya hizo en Gaza 2009 pero con mucho más violencia.

Israel acusa en la actualidad al fuego amigo de la Yihad Palestina de la responsabilidad del ataque sobre el hospital al-Ahli en 2023, sin pruebas para demostrar la autoría no sería el primer hospital atacado por Israel. El informe de la ONU dejó probado que Israel atacó de manera directa e intencional el hospital al-Quds en Gaza y destruyó su garaje de ambulancias con fósforo blanco. Israel había declarado, como es habitual, que se produjeron disparos desde el hospital por parte de Hamás. La Misión de la ONU comprobó que era mentira dicha justificación y que no se abrió fuego desde el hospital contra las fuerzas armadas de Israel. No fue el único hospital contra el que atentó Israel, el informe de la ONU considera probado que se usó munición de fósforo blanco contra el hospital al-Wafa que atiende a enfermos especialmente graves o de estancia de larga duración.

Las escuelas y las infraestructuras civiles fueron un objetivo preferente de las fuerzas armadas de Israel en 2009 del mismo que ocurre ahora en 2023. El informe de la ONU dejó probado que Israel bombardeó un cruce de caminos en al-Fakhura en el campo de refugiados de Yabalia junto a una escuela en la que se refugiaban más de 1300 personas causando al menos 11 muertes. Sobre este ataque la Misión de la ONU hizo una reflexión jurídica sobre la proporcionalidad que puede ser asimilada al reciente ataque en el campo de refugiados en Yabalia en 2023 que mató a más de 150 personas civiles para matar a un comandante de Hamás, según la versión de Israel. El informe decía sobre esa proporcionalidad: "Al formular sus conclusiones jurídicas sobre el ataque contra el cruce de caminos de al-Fakhura, la Misión reconoce que para todos los ejércitos las decisiones sobre la proporcionalidad, es decir, la ponderación de las ventajas militares que pueden obtenerse en contraposición con el riesgo de matar a civiles, dará lugar en algunos casos a dilemas muy auténticos. La Misión no considera que este caso haya sido de ese tipo. El lanzamiento de por lo menos cuatro granadas de mortero para tratar de dar muerte a un pequeño número de personas determinadas, en un lugar en que había un gran número de civiles dedicados a sus tareas cotidianas, además de 1.368 personas alojadas en un albergue cercano, no se condice con lo que un comandante razonable habría considerado como riesgo aceptable de vidas de civiles a cambio de la ventaja militar perseguida. Por lo tanto, la Misión considera que el ataque fue indiscriminado, en violación del derecho internacional y en violación del derecho a la vida de los civiles palestinos que resultaron muertos en esos incidentes".

Ciudadanos palestinos buscan supervivientes en el campo de refugiados de Gaza atacado por Israel

En el ataque de Israel en 2023 se produjo un hecho que presenta indicios para ser considerado un crimen de guerra. Un coche civil, con una familia, circula por la Calle Saladino en el norte de Gaza, se encuentra con un tanque que corta el camino y se da media vuelta. El tanque dispara al coche mientras se alejaba y mata al menos a tres miembros de la familia, el padre y dos niños. Actuaciones como esas fueron documentadas de la misma manera en el ataque de 2009. En total la Misión documentó al menos 11 incidentes en los que las fuerzas armadas de Israel lanzaron ataques letales contra civiles. De los 11 incidentes al menos 7 tienen características similares al que se documentó con vídeos en 2023 y tuvieron que ver con civiles contra los que se abrió fuego cuando huían de sus casas para intentar ir a un lugar más seguro. Según el informe: "Estas personas portaban banderas blancas y, en algunos casos, estaban cumpliendo órdenes de las fuerzas israelíes. Los hechos reunidos por la Misión indican que todos los incidentes ocurrieron en circunstancias en que las fuerzas armadas palestinas controlaban la zona y habían previamente establecido contacto o por lo menos habían observado a las personas a las que posteriormente atacaron, de modo que tenían que saber que eran civiles. En la mayoría de los casos, las consecuencias de los ataques de los israelíes contra civiles se vieron agravadas por su negativa a permitir la evacuación de los heridos o el acceso a las ambulancias".

Los casos documentados por el uso de armas prohibidas o de crueldad lacerante por la ONU en el ataque de 2009 fueron especialmente graves si se comparan con la reacción internacional ante el uso de estas armas en la guerra en Ucrania por parte de Rusia. La Misión consideró probado el uso de munición "Flechette" (bala explosiva que libera centenares de proyectiles en forma de dardos antes del impacto) contra una familia que recibía las condolencias a la puerta de una tienda. Los dardos acabaron con la vida de cinco civiles. Ese mismo tipo de munición fue utilizada por las fuerzas invasoras de Rusia en la matanza de Bucha en el año 2022 provocando las denuncias internacionales y la acusación de crímenes de guerra a las tropas rusas por su uso. La Misión consideró que el uso de estas armas "supone graves infracciones del Cuarto Convenio de Ginebra en relación con las muertes indiscriminadas y el deseo deliberado de causar grandes sufrimientos a personas protegidas y, por esa razón, dan lugar a responsabilidad penal individual. También llega a la conclusión de que la decisión de atacar y matar arbitrariamente a civiles palestinos constituye una violación del derecho a la vida".

Israel ha dejado claro con sus declaraciones y actuaciones que el asedio a la población civil mediante el corte de suministros, combustible, luz, agua y alimento es una de sus prioridades para asegurarse el sufrimiento de la población civil y aumentar los costes de la guerra para los palestinos. Esa estrategia no es una novedad y la ONU documentó la destrucción de infraestructuras civiles de suministros de alimentos y agua en el año 2009 del mismo modo que se están produciendo en el año 2023. El informe de la Misión de las Naciones Unidas documentó la destrucción del único molino harinero que funcionaba en Gaza durante el ataque con el único objetivo de proporcionar daño a la población gazatí. La misma motivación tuvo la destrucción de las granjas avícolas de Sameh Sawafeary, que representaba más del 10% del mercado de huevos de Gaza o el bombardeo de los depósitos de aguas residuales de la planta de tratamiento de aguas servidas de Gaza, que inutilizó las tierras de cultivo anexas al provocar el desborde de más de 200.000 m3 de aguas fecales.

Uno de los argumentos más utilizados por Israel para justificar el ataque sobre poblaciones civiles es el uso de palestinos civiles como escudos humanos por parte de las milicias. Un argumento más propagandístico que fáctico pero que se convierte en paradoja por el uso indiscriminado de palestinos como escudos humanos por parte de la fuerzas armadas de Israel. El informe dice lo siguiente: "La Misión investigó cuatro incidentes en que las fuerzas armadas israelíes encañonaron con sus armas a palestinos para que participaran en registros domiciliarios durante las operaciones militares. Los hombres iban esposados, se les vendaron los ojos, y fueron obligados a entrar en las casas por delante de los soldados israelíes. En uno de los incidentes, los soldados israelíes forzaron repetidamente a un hombre a que entrara en una casa en que había combatientes palestinos escondidos. Los testimonios publicados de soldados israelíes que participaron en las operaciones militares confirman la continuación de esta práctica, a pesar de las órdenes inequívocas de la Corte Suprema de Israel de que las fuerzas armadas le pusieran fin y las repetidas seguridades públicas dadas por las fuerzas armadas de que se había suspendido esta práctica. La Misión llega a la conclusión de que esta práctica equivale al uso de civiles palestinos como escudos humanos y, por consiguiente, está prohibida por el derecho humanitario internacional. Pone en peligro el derecho a la vida de los civiles en forma arbitraria e ilícita y constituye un trato cruel e inhumano. El uso de escudos humanos es también un crimen de guerra."

El informe no solo documenta uno a uno los casos de los crímenes de guerra cometidos por Israel, sino que concluye que todo se debe a un plan sistematizado y perfectamente planificado por parte de las autoridades israelís. El informe concluye de manera rotunda que Israel lleva a cabo un plan que incluye la comisión de crímenes de guerra porque considera que es la forma más efectiva de lograr sus objetivos: "Teniendo en cuenta la capacidad de planificación, los medios para ejecutar planes con la tecnología más desarrollada de que se dispone, y las declaraciones de los militares israelíes de que casi no hubo errores, la Misión estima que los incidentes y las características de los hechos examinados en el informe son el resultado de decisiones deliberadas de planificación y política. La táctica utilizada por las fuerzas armadas israelíes en la ofensiva de Gaza es congruente con prácticas anteriores, en su mayor parte ya observadas durante la guerra del Líbano de 2006. En ese momento se impuso el concepto conocido como la doctrina Dahiya que consiste en la aplicación de fuerza desproporcionada y acciones para causar un daño y destrucción considerables a bienes e infraestructura civil, y sufrimientos a la población civil.".

Palestinos caminan por una zona destruida tras los ataques aéreos israelíes en la ciudad de Gaza, este lunes. Más de 4.700 palestinos y más de 1.400 israelíes han muerto, según la Defensa de Israel (FDI) y la autoridad sanitaria palestina.

Nada de lo que hace Israel en 2023 es diferente a lo que se documentó y probó en 2009. La justificación de las fuerzas armadas de Israel y el gobierno de Netanyahu en la actualidad son comprensibles si atendemos a los hechos, no como un error, o un abuso de fuerza fruto del combate, sino como una estrategia perfectamente planificada que busca precisamente la comisión de esos delitos como el mejor modo de lograr sus objetivos. La propaganda de Israel forma parte de sus crímenes de guerra y por ello es imprescindible transmitir a la opinión pública que la destrucción de Gaza es necesaria para la supervivencia del pueblo de Israel. El informe dice en sus conclusiones sobre esas justificaciones: "En las declaraciones de dirigentes políticos y militares israelíes antes y durante las operaciones militares en Gaza se indica que, según el concepto militar israelí de lo que era necesario en una guerra con Hamás, se consideraba que la destrucción desproporcionada y la creación de un máximo de perturbaciones en las vidas de muchas personas era un medio legítimo para lograr metas no solo militares sino también políticas".

La guerra de Gaza, las sucesivas guerras contra Gaza, tienen como objetivo la eliminación del pueblo de Palestina a través del uso indiscriminado del terror para que abandonen sus hogares. El informe de la ONU incluyó una frase de los militares de Israel: "Destruir 100 hogares por cada cohete lanzado", lo que significa una institucionalización de la represalia, la venganza y el terrorismo contra la población civil. El informe de la ONU fue tan demoledor para la propaganda de Israel que comenzó una campaña de descrédito contra los firmantes de la Misión y las Naciones Unidas similar a la que ha comenzado en esta guerra contra Antonio Guterres, secretario general de la ONU, por expresar de manera clara que los ataques terroristas de Hamás no sucedieron en el vacío y se dan en un contexto de opresión en un territorio ocupado por Israel.

La estrategia de deslegitimación de las organizaciones supranacionales es propia del sionismo para poder justificar los incumplimientos sistemáticos de las resoluciones de las Naciones Unidas sobre los territorios palestinos. La propaganda sionista apuntó al juez Richard Goldstone, el responsable del informe de la ONU sobre los crímenes de guerra de Israel en Gaza en 2009, que también era judío y sionista, y comenzó una campaña de descrédito total para provocar el repudio de su figura entre su comunidad. El momento álgido de la campaña sucedió en mayo de 2010, meses después de la presentación del informe, en el que se prohibió al juez Goldstone acudir al Bar Mitzvá de su nieto por presiones de la Federación Sionista Sudafricana (SAZF). La maquinaria sionista consiguió lo que buscaba y el juez escribió un artículo en The Washington Post matizando la posición que sostuvo en el informe para poder seguir viviendo en paz. Un artículo que en ningún caso puede sustituir las conclusiones de un informe oficial de la ONU, pero que Israel utiliza para desacreditar las incontestables pruebas sobre sus crímenes de guerra. Es fácil conocer los planes de Israel hoy, solo hay que conocer lo que hizo ayer. Sus crímenes de guerra son sistemáticos, repetidos y planificados. Está todo documentado.