Los trastornos de alimentación o trastornos de la conducta alimentaria son complejos y requieren de un abordaje multidisciplinar. Y ésta es la clave que debemos tener muy en cuenta para tratar estos problemas y ayudar a quienes tenemos cerca. Porque no se trata solo de un problema o trastorno de "comida o alimentación", de "autoestima" o de "personalidad", sino que son mucho más: son problemas multicausales a los que hay que abordar como tal.

Por ello, es tan importante saber realmente qué son los trastornos de alimentación y qué dispositivos asistenciales existen en la actualidad para tratarlos. Porque sí, se pueden tratar y se puede salir de un trastorno de la conducta alimentaria; un problema que acusan y mucho las familias que lo sufren; algo que además -y por desgracia- va en aumento en nuestra sociedad, y no solo por culpa o responsabilidad de Internet y las redes sociales.

En España, los trastornos de la conducta alimentaria afectan a alrededor de entre el 1% y el 3% de la población, con picos en determinadas etapas del desarrollo evolutivo como la adolescencia, etapa en la que afectan, según datos de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, a entre el 4,1% y el 6,4% de las mujeres entre los 12 y los 21 años. Los más comunes, la bulimia y la anorexia.

Además y tal como exponen por su parte desde la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD), la tasa de mortalidad de los trastornos de alimentación se sitúa en torno al 6% y se debe sobre todo a una elevada tasa de suicidios y a las complicaciones de salud propias que conllevan estos trastornos, que también generan altas cifras de morbimortalidad: "Entre los 10 y los 20 años no hay otro trastorno mental con una tasa tan elevada".

Otros problemas asociados, sobre todo ansiedad y depresión

Y es que los trastornos de alimentación que ya per se son complejos de abordar y difíciles de entender, incluso para muchos profesionales, tal como añaden desde este entidad, "tienen una alta comorbilidad con trastornos depresivos o con trastornos ansiosos, con abuso de sustancias y con conductas impulsivas.

"Sobre todo ansiedad y depresión que se sitúan entre el 20% y el 80% y se estima además que hasta 1 de cada 4 pacientes con algún trastornos de alimentación presenta también algún trastorno por abuso de sustancias, fundamentalmente tabaco, alcohol, cafeína y cannabis", como exponen desde la sociedad.

"En España, como ocurre en otros países, la incidencia de los trastornos de la conducta alimentaria ha aumentado en los últimos años, así como su complejidad e incidencia, en edades tempranas y de forma tardía (en mayores de 25 años)", afirma a laSexta.com el Dr. Fernando Fernández Aranda, director de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital de Bellvitge (HUB), catedrático de la Universidad de Barcelona y miembro de la SEPD, sociedad que recientemente ha celebrado su 26º Congreso en Mallorca.

La pandemia del COVID sirvió para poner en alerta todo esto. "Una mayor constancia de ello se observó a raíz la pandemia, donde saltaron todas las alarmas a nivel internacional. Se incrementaron los casos en todos los países y ello no se debió exclusivamente a unas limitaciones asistenciales (sistema sanitario colapsado debido a la pandemia), sino a la eclosión de casos que permanecían latentes y/o población que estaba en franjas de riesgo, aunque hasta el momento no hubieran presentado un trastorno de alimentación", añade el doctor.

Factores de riesgo y vulnerabilidad

"Los trastornos de la conducta alimentaria son trastornos multicausales", tal como explica el doctor Fernández, en los que intervienen distintos factores: ambientales, biológicos, sociales, etc. Y no casual que estos trastornos suelan aparecer "sobre todo en la adolescencia, alrededor de los 13-18 años, una etapa en la que surgen una serie de conflictos y complejidades que generan problemáticas en las personas".

La mayoría afronta esta etapa de tránsito y sus conflictos con normalidad, añade el experto, pero "las personas con vulnerabilidad tienen un mayor riesgo de desarrollar un trastornos de este tipo".

Tanto es así que existen algunos factores de riesgo que pueden desencadenar un trastorno de este tipo, tal como explicaba aquí en Cómo prevenir los trastornos de la conducta alimentaria: claves para disminuir el riesgo en niños y adolescentes, la Dra. Raquel Jiménez García, jefe de Sección de Pediatría del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús (Madrid), "los trastornos de la conducta alimentaria emergen debido a la confluencia de múltiples factores".

Los factores socioculturales como la presión social, que considera el atractivo físico como el valor personal predominante; los factores genético-biológicos (existe mayor riesgo si tienen familiares que han padecido esta enfermedad); los personales son más vulnerables -explica la doctora- las personas con dificultades en las relaciones interpersonales, o que dependen en exceso de las opiniones externas...; y los factores familiares, esto es, familias en las que la apariencia ocupa un lugar privilegiado y/o si no existe una alimentación estructurada.

Pero sin duda, apuntaba la doctora Jiménez, "hacer dieta es el factor predisponente más importante, tanto más cuanto mayor sea su duración e intensidad".

Signos y síntomas de alerta para detectar un TCA

Por ello y ante los primeros síntomas, ante los primeros signos de alerta es fundamental acudir personal referente-tutor en las escuelas (si son adolescentes) y sanitario (pediatra, médico de familia..)", sostiene el doctor Fernández.

  • Preocupación excesiva por el tema alimentación-peso
  • Conductas de evitación
  • Cambio radical de hábitos alimentarios y humor
  • Cambios de actitud y de conducta
  • Aquí podemos consultar todas esos signos y señales de alerta.

No obstante, los primeros síntomas, no son siempre fáciles de intuir o detectar. "Especialmente en sociedades como la nuestra, donde momentos en los que las familias pasen tiempo juntas son poco frecuentes. Por ello, es importante que haya momentos de diálogo en las familias, que permita reconocer situaciones de preocupación por parte de nuestros hijos. También, los tutores escolares pueden ayudar con tal cometido", señala el doctor.

Tratamiento multidisciplinar

Por último es importante que los trastornos de alimentación sí tienen tratamiento y que suelen tener varias fases, en función de la duración del trastorno, severidad del cuadro y tipo de trastorno alimentario.

Tal como explica el doctor Fernández, en trastornos alimentarios restrictivos como por ejemplo la anorexia nerviosa, pudiera requerirse pasar por tratamientos ambulatorios, de hospital de día, e incluso el ingreso hospitalario, en función de la gravedad de los síntomas.

Sin embargo, añade que "en cuadros bulímicos (bulimia nerviosa, trastorno por atracón, trastornos atípicos), suelen dar buen resultado los abordajes ambulatorios, tanto como individuales como grupales".

Lo mejor en cualquier caso en los trastornos de alimentación siempre será "un abordaje multidisciplinar en el que tanto psicólogos como psiquiatras ynutricionistas estén implicados", finaliza el doctor.