Una de las alergias más comunes y que antes suelen aparecer en la infancia, son las alergias alimentarias. El 8% de los menores de 14 años y entre el 2% y el 3% de los adultos padece algún tipo de alergia alimentaria, siendo sobre todola lecha de vaca la primera causa de alergia en los niños. El huevo y los frutos secos son otros de los alimentos frecuentes.
Sin embargo, tal como ha afirmado la Dra. Laura Valdesoiro Navarrete, experta de la Unidad de Alergia y Neumología Pediátricas del Hospital Universitari Parc Taulí de Sabadell y coordinadora del grupo de trabajo de Alergia a Alimentos de la Sociedad Española de Inmunología, Alergología y Asma Pediátricas (SEICAP), "introducir precozmente en la dieta de los niños alimentos potencialmente alergénicos puede prevenir la alergia alimentaria".
"No hay que tener miedo a introducir en la dieta de los niños alimentos con fama de producir alergias, sino todo lo contrario. Y en niños alérgicos con mayor motivo. Cuanto más pequeño eres, más moldeable es tu sistema inmune y tiene más capacidad de adaptación y, si introducimos de forma temprana todo tipo de alimentos, estaremos previniendo que se desarrollen nuevas alergias alimentarias", añade la doctora en el 69 Congreso de la Asociación Española de Pediatría (AEP)que se está celebrando estos días en Granada.
No hay que tener miedo a introducir en la dieta de los niños alimentos con fama de producir alergias, sino todo lo contrario. Y en niños alérgicos con mayor motivo.
Aunque para tener alergia, aclara la experta, "hay que estar predispuesto genéticamente, podemos favorecer o evitar su aparición", señala. Por ello, una de las estrategias es introducir los alimentos potencialmente alérgenos de forma precozen la dieta incluso antes de los 6 meses de vida (4-6 meses), siempre manteniendo la lactancia materna el mayor tiempo posible.
Desde el año 2010, explica la experta, "algunas alergias a alimentos se tratan mediante inmunoterapia oral a alimentos, también conocida como inducción de tolerancia oral, que consiste en dar al niño una dosis muy baja del alimento alérgeno en un entorno hospitalario. Si la tolera, la debe mantener en casa de forma diaria durante una semana. Después en el hospital, se aumenta de nuevo la dosis y así, de forma progresiva, se van haciendo ascensos hasta alcanzar una dosis que se considera de mantenimiento que tendrá que consumir diariamente durante varios años".
Esto es algo que se hace de forma habitual con alimentos comola leche, el huevo y el melocotón, que contiene dosis altas de la proteína LTP, otro alérgeno habitual presente en los vegetales. "Cada vez se inicia inmunoterapia oral en niños más pequeños, incluso lactantes con alergia a proteína de leche de vaca. Actualmente, también se está haciendo este tratamiento con otros alimentos como cereales o frutos secos", explica la doctora.
El primer objetivo de este tratamiento es que los niños/as no tengan reacciones alérgicas graves y, el objetivo principal, es que deje de ser alérgico: "Hay pacientes que tras varios años lo consiguen, aunque esto no ocurre siempre. Hay algunos que siguen dando positivo en alergia al alimento en sí, aunque pueden hacer dieta libre mientras cumplan con su tratamiento: tomar cierta cantidad del alimento alérgeno todos los días. Por ejemplo, un niño con alergia a la leche puede comer todo tipo de elaborados sin tener que mirar etiquetas siempre y cuando se beba la cantidad de leche pautada como tratamiento de mantenimiento".
Los alimentos alergénicos más frecuentes: huevos y frutos secos
Los dos alimentos que más frecuentemente provocan alergia en niños son la leche y el huevo. "En el huevo, por ejemplo, encontramos el ovomucoide y la ovoalbúmina; es muy importante saber a cuál de estas dos proteínas se tiene alergia para saber si se puede consumir el alimento en alguna forma o no", explica la doctora Valdesoiro.
Un niño con alergia al ovomucoide -añade- "seguramente no tolere el huevo en ningún caso porque esta proteína es resistente al calor. Sin embargo, un niño con alergia a la ovoalbúmina puede comer huevo si está cocido o en horneados con harinas. Siempre deberemos comprobarlo, previamente, con una exposición controlada en el hospital".
En cuanto a los frutos secos, por ejemplo, cuenta la experta que hay proteínas compartidas por todos los frutos secos y otras que son propias de uno en particular; saber exactamente cuál es la que produce reacción y en qué frutos está presente hará que no se tenga que evitar el consumo de todos ellos. Sin embargo, cuando una prueba de alergia alimentaria sale positiva, es muy importante tener en cuenta que no siempre significa que se es alérgico a ese alimento; puesto que hay que evaluarlo a fondo para asegurarse.
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"Es importante no infradiagnosticar a los niños pero tampoco sobrediagnosticar y prohibir alimentos a la ligera. No debemos ser estrictos con las restricciones de alimentos, si no adecuar la dieta a las características del paciente. No basta con decir que eres alérgico a la leche; habrá que ver qué perfil molecular tienes para saber si tienes que tener una evitación estricta del alimento o si lo puedes consumir de alguna forma", concluye la doctora.