Querer llevar pantalón corto en su oficina hizo que un joven británico, Joey Barge, tuviera que volver a casa para cambiarse de ropa. Las normas de su empresa no le permitían llevar esta prenda, así que como forma de protesta, Barge decidió ponerse un vestido de su madre.

A través de las redes sociales, el británico fue compartiendo cómo ocurrió todo y como se presentó en su trabajo sin ningún tipo de complejo con el vestido.

Poco después de volver a su oficina, los responsables de la empresa, un call-centre, decidieron dar marcha atrás y permitir que los hombres lleven pantalones cortos.

En declaraciones a MailOnline, Barge ha explicado que después de que cambiaran las normas, le ofrecieron irse a casa para cambiarse. Sin embargo, él decidió quedarse: "Me dijeron que el vestido era demasiado colorido y que si quería cambiarme, pero les dije que estaba bien". Sin duda, su pequeño gesto ha servido de mucho.