La presión atmosférica de esta borrasca ha llegado a los 932 milibares, un valor habitual en huracanes de categoría 4 y con vientos de más de 150 kilómetros hora que provocan olas de 14 metros de altura y que elevará las temperaturas hasta en 30 grados centígrados por encima de lo normal en el Polo Norte.

Los efectos de esta situación se notarán en las costas del noroeste peninsular ya que la borrasca ha llegado ya a las costas de Islandia, Irlanda y Escocia. Además, esta situación, por su intensidad y posición, están provocando que se bombee aire cálido desde latitudes inferiores a la región del Artico, donde las temperaturas estos días están "muy por encima" de lo que es habitual, por lo que se está dificultando la formación de hielo en pleno invierno.

Se trata de una "potentísima borrasca", de hecho, ha apuntado que es una de las más intensas registradas en el Atlántico norte después de las de diciembre de 1986, enero de 1993 y diciembre de 2015, que alcanzaron 900, 915 y 928 milibares respectivamente.

Sin embargo, espera que en su avance hacia el norte, ya que está cerca de Islandia, irá perdiendo intensidad durante los próximos días. Sin embargo, en el país islandés y en el norte de las islas Británicas generará vientos huracanados.

Los efectos en España únicamente se notarán en las costas del noroeste peninsular a donde los próximos días llegarán olas de mar de fondo generadas a miles de kilómetros de distancia. En cuanto a su impacto en el Ártico, el meteorólogo ha dicho que notarán un aire cálido que impulsa la tormenta del sur al norte por lo que ha pronosticado que las temperaturas se dispararán en diferentes zonas del Atlántico norte.

Por ejemplo, en Svalbard (Noruega), situada en entre la Noruega continental y el Polo Norte se esperan temperaturas diurnas de unos 15 a 20 grados centígrados más por encima de lo normal en estas fechas y de entre 25 a 30 grados por encima de lo que están acostumbrados en el Polo Norte.