Samia Essabaa es una profesora de inglés en una de las barriadas periféricas más deprimidas de París, un caldo de cultivo para la intolerancia y el racismo que ella combate con un peculiar método de enseñanza, porque "es más importante enseñar valores que ortografía", señala en una entrevista.

Dejó a un lado los libros de texto y dedicó las clases a trabajar temas como la solidaridad internacional, la convivencia entre judíos y musulmanes o el Holocausto. En 2005 consiguió reunir el dinero suficiente para llevar a una veintena de alumnos al campo de concentración de Auschwitz. Desde entonces, realiza viajes todos los años.

"A los jóvenes no les vale solo con que su profesora les digan que esto o aquello pasó, necesitan verlo", explica Essabaa, que ha visitado Barcelona para participar en una conferencia sobre mujer y prevención del radicalismo, organizada por la Unión por el Mediterráneo.

Además de a Auschwitz, Essabaa ha viajado con sus alumnos a destinos como Esauira y Casablanca, dos ciudades en que judíos y musulmanes han coexistido en paz a lo largo de la historia.

Aunque Essabaa ha conseguido muchas cosas, le queda una cuestión pendiente; sus alumnos le pidieron conocer al presidente estadounidense, Barack Obama, y aunque ha removido cielo y tierra y una vez estuvo a punto de conseguirlo, todavía no lo ha logrado. "No solo es importante conseguirlo, es importante que los alumnos me vean esforzarme año tras año", asegura.