Su aspecto fantasmagórico habla por sí solo. De ahí el nombre coloquial por el que ya se le conoce. El tiburón fantasma es tan raro que nunca antes se le había grabado en su hábitat; pero la explicación es muy sencilla: vive en las profundidades marinas, entre 600 y 2.000 metros bajo el nivel del mar, y sus rápidos movimientos hacen muy complicada su captura.

Las imágenes grabadas por un grupo de científicos en las costas de California (EEUU) permiten verlo por primera vez en su hábitat natural tras haber sido descubierto en 2002 durante una investigación a cargo del francés Dominique Didier Dagit en aguas próximas a Australia, Nueva Zelanda y Nueva Caledonia.

Las imágenes, grabadas en 2009 y publicadas recientemente, permitieron a los investigadores avanzar en el estudio de este ejemplar marino. Se cree que la especie habita en los fondos marinos hace ya 300 millones de años, por lo habría sobrevivido a la extinción de los dinosaurios.

El tiburón fantasma o 'Quimera azul' (Hydrolagus trolli, como han convenido en denominar científicamente), a diferencia del resto de especies de tiburones, no posee ni huesos ni colmillos; en cambio, cuenta con unas placas de cartílago propias de su especie. Su coloración -entre blanquecina y azulada- y morfología -a caballo entre la de un pez y una raya- le convierten en toda una incógnita para los científicos.