TESORO ESCONDIDO

El pequeño pueblo de Cáceres que parece detenido en el tiempo y tienes que visitar en septiembre

En plena Sierra de Gata, casi rorando Portugal, se esconde un pueblo que parece detenido en el tiempo. San Martín de Trevejo, con apenas 700 habitantes, presume de calles empedradas, casas de tres pisos y bodegas que guardan el mejor vino.

San Martín de Trevejo, en Cáceres

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Quien pisa San Martín de Trevejo descubre que no es un pueblo cualquiera, sino una cápsula de historia y cultura extremeña. Declarado Bien de Interés Cultural y reconocido en 2019 como parte de la red de los Pueblos más bonitos de España, esta villa ha sabido conservar su identidad gracias al esfuerzo de sus vecinos. Su origen se remonta al siglo IX y durante siglos perteneció a Salamanca, hasta que en 1833 pasó a formar parte de Cáceres. Hoy sigue sorprendiendo a quienes recorren sus calles de piedra, los pequeños riachuelos y las bodegas que se esconden bajo las viviendas.

La plaza Mayor es el corazón del pueblo, con el Ayuntamiento y la casa del Comendador. Allí se levanta también la Torre Campanario, independiente de la iglesia, con gárgolas talladas y un reloj que vigila el tiempo desde lo alto. Además, también se encuentra la cercana Iglesia de San Martin de Tours, única en la comarca con tres naves, guarda esculturas barrocas que merecen la pena visitar.

Pero más allá de los monumentos, lo que da vida a San Martín son sus tradiciones. Cada 11 de noviembre, en las fiestas de San Martiñu, los vecinos sacan al patrón en procesión y después recorren las bodegas probando vinos caseros, al grito de "¡Por San Martiñu se prueban los vinos!".

Perderse por sus callejuelas, entre flores, lavaderos antiguos, aroma a vino, es una experiencia que conquista a cualquiera. ¿Hace falta mas excusas para preparar una escapada y dejarse enamorar por este rincón de Extremadura?

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