DESCÚBRELO

El lugar de España conocido como "la Capadocia burgalesa" por sus cuevas y galerías rocosas

En el Condado de Treviño y en la comarca de Las Merindades se esconde lo que algunos han coincidido en llamar "La Capadocia burgalesa". Te contamos todo lo que sabemos sobre este espectacular prodigio de la naturaleza.

Cuevas de los Portugueses

Publicidad

Recientemente te hablábamos del pueblo conocido como la "Capadocia de Cantabria" según National Geographic. Y es que en nuestro país hay muchos lugares espectaculares que nada tienen que envidiar a otros del mundo, como es el caso de "la Capadocia burgalesa".

Visitar uno de los conjuntos de cuevas rupestres más importantes de la Península y que además haya pruebas que evidencien que fueron un lugar de retiro espiritual para monjes cristianos, allá por el siglo VI, hace de esta escapada al norte de la provincia de Burgos mucho más que un viaje en el terreno físico. En el Condado de Treviño (un pedazo de Burgos rodeado de Álava) y en la comarca de Las Merindades se esconde lo que algunos han coincidido en llamar "La Capadocia burgalesa", espacios que alcanzan en belleza y espiritualidad a la región turca.

Eremitorio la Cueva y el Covanuto
Eremitorio la Cueva y el Covanuto | Cedido por Las Merindades

Estos lugares, que sorprenden al viajero a un paso de la carretera, están rodeados de silencio, arroyos y barrancos y, a lo lejos, se presienten impresionantes cascadas que se precipitan al vacío sobre parques naturales, montañas y pueblos medievales de tradiciones ancestrales. Tras estos museos de esculturas rocosas al aire libre se esconden más de cien cuevas excavadas por el hombre hace siglos. Estas estructuras eremíticas han estado ocultas durante cientos de años y reúnen algunas de las iglesias y cementerios cristianos más antiguos de la región. Son las cuevas secretas de Treviño, Trespaderne, Presillas de Bricia, Incinillas y Argés: una escapada de naturaleza y patrimonio espiritual sin precedentes.

¿Por qué lo llaman la Capadocia burgalesa?

Las formaciones rocosas que se erigen en estos enclaves escondidos en el Condado de Treviño y la comarca de Las Merindades son las responsables de que estos lugares sean comparados por muchos con la famosa Capadocia de Turquía. Innumerables grutas y estructuras de piedra caliza conforman desde hace siglos un paisaje de lo más singular que los pobladores tallaron a su antojo y necesidad desde el siglo VI. Un paisaje impresionante cuya historia merece la pena conocer al detalle.

La historia de los eremitorios de Las Gobas y Santorkaria en el Condado de Treviño

La Capadocia que se extiende en la localidad de Laño, en el Condado de Treviño esconde en su paisaje los eremitorios de Las Gobas y Santorkaria, siempre al norte de la provincia de Burgos. Se trata de uno de los conjuntos de cuevas rupestres más destacados de la Península y visitarlos supone hacer un viaje al siglo VI, cuando los eremitas cristianos comenzaron a excavar estas paredes calizas tratando de dar forma a lo que bien podrían ser los primeros monasterios de la Alta Edad Media. Lugares de regocijo, reflexión y espiritualidad. Ya entre los siglos VIII y IX, los espacios que agujerean estas impresionantes rocas se adaptaron para servir como viviendas y almacenes, dando lugar poco a poco a una aldea que luego se establecería en lo que actualmente es Laño.

Eremitorio de San Miguel en Presillas de Bricia

Eremitorio de San Miguel en Presillas de Bricia
Eremitorio de San Miguel en Presillas de Bricia | Cedido por Las Merindades

En una pequeña aldea de la comarca del Alto Ebro, casi rozando con los dedos tierras cántabras, se encuentra una joya como pocas ha dejado la Alta Edad Media en España. Se trata del eremitorio de San Miguel, una espectacular iglesia excavada en la roca que supone una de las piezas más valiosas de la arquitectura rupestre de la región. Dos pisos escondidos tras inmensas paredes de piedra caliza sostenidos por columnas y arcos de medio punto que separan las tres naves que conforman el templo. Aquí dentro, además de hornacinas en los muros y un orificio en el ábside principal en el que se presupone descansaba alguna reliquia, destaca una escalera tallada que dirige los pasos al piso superior donde la roca sale al exterior en forma de terraza. Fuera, la luz se cuela entre un bosque de encinas y robles que todo lo llena. Tras la misma pared, la Cueva de la Vieja de que esta comunidad monástica contaba también con un baptisterio, pues dos grandes huecos excavados en esta roca dejan intuir la presencia de dos pilas bautismales.

El acceso a la planta inferior del eremitorio de San Miguel está cerrado, pero se puede observar su interior desde fuera; la planta superior se puede ver desde una escalera metálica exterior.

Las Cuevas de los Portugueses en Trespaderne

Ya en Las Merindades, entre bosques, desfiladeros y muros de piedra arenisca, hay catorce cuevas y galerías excavadas en un cañón vestido de vegetación salvaje, todas ellas con más 13 siglos de historia a sus espaldas. Se trata de Las Cuevas de los Portugueses y son muy pocos los viajeros que las conocen. Enmarcado por la firme mirada de los Montes Obarenes y con el guiño del desfiladero de La Horadada, el eremitorio de Arroyo de las Torcas (así es su nombre original) se encuentra en Tartalés de Cilla (muy cerca de Trespaderne y a 11' en coche de Oña) y debe su apelativo actual a los trabajadores portugueses que habitaron estas grutas a comienzos del siglo XX mientras trataban de sacar adelante la obra del ferrocarril Santander-Mediterráneo. Estas mismas cuevas ya habían servido en sus orígenes como lugar de retiro y oración para monjes y como refugio de ganaderos seminómadas.

Su acceso hoy es gratuito y con una breve visita se puede apreciar el valor de este patrimonio altomedieval a través de las salas excavadas con arcos de medio punto y bóvedas de cañón, que lucen a ambos lados de un arroyo que se puede atravesar cruzando por una bonita pasarela de madera.

Cueva de la Mosquita en Incinillas

En Incinillas, a los pies del Monte San Miguel, sorprende al viajero la Cueva de la Mosquita, un eremitorio rupestre de entre los siglos VIII y IX que, a diferencia de otras grutas, utiliza una cavidad tallada en la roca de forma natural. Según los estudios, el espacio fue utilizado inicialmente como celda, si bien posteriormente la cueva fue una cámara funeraria familiar. Los enterramientos excavados en el interior lo confirman, así como las sepulturas de nicho halladas en el exterior, llevan a pensar en este lugar como un antiguo cementerio.

Eremitorio de San Pedro en Argés

Eremitorio de San Pedro en Argés
Eremitorio de San Pedro en Argés | Cedido por Las Merindades

A escasos metros del cruce de Argés, a la derecha de una de las hermosas carreteras que atraviesan los paisajes de Las Merindades, aparece el sendero que conduce hasta la entrada del eremitorio de San Pedro: un lugar sagrado entre los siglos VIII y X en el que aún se respira historia. En esta cueva utilizada como lugar de culto y vivienda, se aprecian tumbas antropomorfas que certifican el uso de este espacio también como cementerio. Nada más entrar, es inevitable sobrecogerse por la belleza de las bóvedas de cañón y el ábside con planta de herradura que definen la estructura de su nave principal.

Viajestic» Curioso

Publicidad