GENÉTICA

¿Es realmente aleatorio el sexo de un bebé cuando se concibe? La respuesta es no

Un estudio de Harvard sugiere que el sexo de un bebé podría no ser tan aleatorio como se pensaba. Factores genéticos y patrones familiares parecen influir en tener hijos del mismo sexo.

Bebés recién nacidos

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Durante décadas se asumió que el sexo de un bebé era una cuestión puramente azarosa, como lanzar una moneda al aire: 50 % de posibilidades de que sea niño, 50 % de que sea niña. Sin embargo, todos conocemos familias con varios hijos del mismo sexo, lo que ha despertado sospechas populares y también el interés de la comunidad científica. ¿Y si esa aparente casualidad tuviera detrás un componente biológico o genético?

Un nuevo estudiorealizado por la Escuela de Salud Pública de Harvard, con datos de más de 58.000 mujeres, encontró que ciertas familias tienden a tener hijos del mismo sexo con más frecuencia de lo esperable si todo fuera aleatorio. Tras analizar los datos, los investigadores observaron patrones que podrían estar influidos tanto por factores genéticos como por el entorno y señalaron que la edad materna o el número total de hijos podrían jugar un papel, aunque no serían determinantes por sí solos.

Bebé durmiendo
Bebé durmiendo | Pexels

Entre las posibles explicaciones, el estudio identificó variantes genéticas específicas que parecen asociarse con una mayor probabilidad de tener solo hijas o solo hijos. Por ejemplo, mujeres portadoras de ciertas versiones de genes como NSUN6 o TSHZ1 mostraron una tendencia más marcada a tener descendencia de un solo sexo. Este hallazgo no descarta el azar por completo, pero sugiere que podría haber una predisposición biológica subyacente que inclina la balanza.

A pesar de estos descubrimientos, los científicos insisten en que no se puede afirmar con certeza que el sexo del bebé no sea aleatorio. El estudio tiene limitaciones, entre ellas una muestra poco diversa (95 % mujeres blancas de EE. UU.) y podría haber sesgos como el de familias que siguen teniendo hijos hasta lograr el sexo deseado. Aun así, el estudio abre la puerta a nuevas investigaciones y plantea una idea provocadora: quizás ni siquiera lanzar una moneda es tan aleatorio como creemos.

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