USO COMÚN EN INVIERNO

Estufas de leña: ¿Puede causar problemas pulmonares?

Los altos niveles de partículas dañan los tejidos de manera similar al humo del tabaco.

Estufa de leña

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El uso doméstico de estufas de leña es muy común para calentarse en los fríos días de invierno. Sin embargo, no está exento de riesgos para la salud respiratoria. Numerosos estudios muestran que la combustión de madera libera partículas finas (PM2.5) y otros contaminantes nocivos que pueden afectar la función pulmonar a largo plazo.

Investigaciones recientes apuntan a una relación entre el uso de estufas interiores y una disminución más rápida de parámetros clave de la respiración, como el volumen espiratorio forzado en un segundo. Estos efectos son comparables, según algunos expertos, a los que produce el humo del tabaco.

La quema de leña no solo genera humo visible, sino también gases tóxicos como monóxido de carbono y compuestos orgánicos volátiles, además de hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH), algunos de los cuales son conocidos carcinógenos. Las partículas más pequeñas pueden penetrar muy profundamente en los pulmones y provocar inflamación crónica.

En estudios con personas alérgicas o asmáticas, la exposición a humo de leña durante unas pocas horas ha demostrado provocar una ligera inflamación en las vías respiratorias, aunque no siempre se detectan cambios drásticos en la función pulmonar inmediatamente. Aun así, la exposición prolongada está relacionada con enfermedades más graves. Por ejemplo, otras investigaciones han asociado el humo de madera con un mayor riesgo de bronquitis crónica, EPOC e incluso cáncer de pulmón.

El impacto es especialmente relevante para grupos vulnerables: niños, personas mayores y quienes ya padecen enfermedades respiratorias pueden sufrir más por la contaminación interna generada por estas estufas.

En definitiva, aunque las estufas de leña son una forma tradicional y ecológica de calentar espacios, su uso no es inocuo desde el punto de vista pulmonar. Las partículas microscópicas y químicos liberados por la combustión pueden provocar inflamación, reducir la función pulmonar y contribuir a enfermedades respiratorias crónicas. Por ello, es recomendable evaluar alternativas más limpias o asegurarse de usar estufas modernas, bien mantenidas y con suficiente ventilación para minimizar los riesgos.

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