SALUD
Irrigación nasal, una práctica eficaz para combatir el resfriado común
Año tras año, todos sufrimos los efectos del resfriado: tos, estornudos, congestión nasal, picor de garganta y en algunos casos también fiebre. La ciencia explica por qué la irrigación nasal puede ayudar a reducir su duración.

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Ha llegado el invierno y con él las infecciones virales de las vías respiratorias superiores, también conocidas como resfriado común.
Durante los últimos años se ha estado estudiando la eficacia de la irrigación nasal con solución salina, una antigua práctica común para combatir el resfriado tanto en niños como adultos.
Consiste en bañar las cavidades nasales con agua salada, normalmente utilizando un pulverizador con bomba. Se trata de una práctica que tiene sus orígenes en la tradición ayurvédica, un sistema de medicina alternativa de la India con más de 5.000 años de antigüedad.
Los resultados del estudio, publicado en The Lancet en 2024, han demostrado que esto no solo reduce la duración del resfriado, sino que también disminuye la transmisión del virus a otras personas.
Ahora, ya no es necesario ni siquiera poseer un irrigador, pues muchas farmacias venden agua salada en envases con boquilla listos para realizar la irrigación nasal.
La solución salina elimina los residuos de las fosas nasales, tanto mucosidad y costras como el propio virus, alérgenos y otros contaminantes ambientales. La acidez del agua salada dificulta además la reproducción del virus.
Pero además de ayudar a los pacientes a sentirse mejor, otro de los principales beneficios de la irrigación nasal es que puede ayudar a disminuir el consumo de antibióticos, un factor importante para la resistencia al fármaco.
Aunque está demostrado que los antibióticos no reducen ni la duración ni la gravedad de las infecciones respiratorias, muchos pacientes se sienten más satisfechos cuando se les receta.
Lo ideal es comenzar a realizar las irrigaciones nasales nada más experimentar los primeros síntomas de infección, una práctica que se puede realizar tantas veces al día como sea necesario, como mínimo una vez por la mañana y otra por la noche.
Se trata de una alternativa económica y eficaz que no solo ayuda a mejorar los síntomas, sino que también previene su propagación y evita el consumo de fármacos innecesarios.
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