Tristán Ulloa se lo pensó dos veces antes de aceptar el papel de Alfonso Basterra, condenado junto a su mujer por el asesinato de su propia hija, perpetrado el 21 de septiembre de 2013 en la localidad gallega de Teo, en el 'Casto Asunta'. Especialmente como padre que es. Pero finalmente aceptó, pues reconoce que no pudo rechazar el trabajo al conocer el enfoque que se le iba a dar al filme y el equipo que tenía detrás. "No hay más que ver cómo te mira la gente por las calles de Santiago y cómo te pregunta. Éramos conscientes que estábamos haciendo algo que estaba todavía supurando", expresa. La fase de preparación del personaje no fue fácil. "Tenía cierto miedo de caer en una caricatura, pues había una forma de moverse que no se podía obviar", reconoce. Desde lo externo, Ulloa intentó llegar a lo interno a través de la corporalidad del lenguaje. "Había una corporalidad que me hablaba de un lenguaje y una forma de ser, de un callarlo todo y contenerlo y tragar carros y carretas", cuenta.

Así, el equipo ha ficcionado algunos momentos de la historia de la pareja de Alfonso Basterra, aún en prisión, y Rosario Porto, que se suicidó en su celda en 2020. "Hay momentos que hemos tenido que ficcionar y dentro de esa ficción hemos metido esas espetas entre Rosario y Alfonso muy en carne viva", adelanta el actor. Ulloa pudo analizar y observar el comportamiento de ambos en la sala del juicio. "En la relación entre ellos había cierta toxicidad. No podían estar ni contigo ni sin ti. Se hacían daño, pero se necesitaban y la existencia de uno daba sentido a la existencia de otro, incluso en el propio juicio", relata.

Ulloa se fijó, principalmente, en el actuar de un un hombre que lleva dos años sin ver a su pareja, cuando han estado dos años en la cárcel sin un juicio. "Son dos personas con sus miedos y con una jauría mediática encima que cualquier gesto va a ser súper ampliado y sacado de contexto, al margen de si hicieron o dejaron de hacer", explica en declaraciones al citado medio. Ulloa cuenta, en declaraciones a la SER, que para interpretar a Basterra tuvo que empatizar con él y dejar sus filias a un lado. "Mi terapia particular fue llevarme a mis hijos y a mi chica a Galicia para pasar el verano mientras yo trabajaba, terminar de rodar y encontrarme con ellos era una toma de tierra para decir qué bien estoy", recuerda el actor.

Ulloa cree que la serie invita a reflexionar sobre la responsabilidad de cada uno en la gestión pública de un asunto como este. "Se cometieron muchas irregularidades y da que pensar sobre si nuestro Estado de Derecho es funcional o es disfuncional en muchos aspectos", critica. En concreto, el actor se refiere a la decisión de implantar un jurado popular cuando había "un juicio mediático, con muchas audiencias y mucho dinero en juego" a costa del caso . "Así es muy complicado hacer justicia real". De hecho, cuenta que uno de los personajes encarna precisamente a un miembro del jurado que se cuestiona todo. "Este miembro del jurado tiene una mirada en la que le cabe la duda. Sembrar la duda está bien sobre todo en casos como este: no está nada claro y a día de hoy y no se sabe lo que ocurrió".

"Más allá de lo que pasase o hicieran, estas dos personas entraron en la sala del juicio estando ya sentenciadas, se produjeron irregularidades del tipo de filtraciones a la prensa de indicios y pruebas", insiste. Así, reconoce que otro de los grandes retos fue "desgranar y quitar el ruido de la información. Quedarnos con lo esencial e importante para hacer este trabajo. Todo el mundo en Santiago tiene una opinión sobre lo que pasó y teníamos que tener mucho cuidado sobre qué usábamos y qué descartábamos".