A pesar de poder enfrentarse a la cárcel, Jane se muestra calmado y sereno; después de todo, ha acabado por fin con la vida de su principal enemigo. Pero las pruebas no consiguen demostrar que el hombre a quien disparó sea el auténtico John El Rojo.

El móvil con el que el asesino habló con OLaughlin y la pistola que utilizó para amenazar a Jane han desaparecido de la escena del crimen. Además, el supuesto John El Rojo resulta ser un respetado hombre de negocios con muchas influencias. Finalmente, Jane acaba entre rejas. Con todo el equipo del CBI suspendido por sus acciones, Jane debe encontrar una manera de salir de la cárcel y demostrar que el hombre al que disparó era el verdadero John El Rojo.