Boticaria García ha sido clara en su respuesta: "Los test de tolerancia alimentaria, o test de sensibilidad, no valen". Como explica, son test que están muy extendidos pero no cuentan con evidencias científicas y, añade: "No se usan como una herramienta dentro del sistema de salud pública". Además, su precio es muy elevado y pueden llegar a costar hasta 300€.

Como cuenta, muchas autoridades científicas desaconsejan los test que miden intolerancias a alimentos específicos "por su falta de evidencias". Como explica, los test de intolerancia miden los anticuerpos Igg frente a proteínas de alimentos de la dieta. Pero, expone, "las pruebas de Igg no son específicas para la intolerancia alimentaria y no miden ningún marcador que esté clínicamente probado", es decir, que nunca se ha probado científicamente que esta prueba logre lo que promete. Además, la farmacéutica quiere aclarar que estos test son diferentes a los test, por ejemplo, de intolerancia a la lactosa o a la fructosa que sí que tienen rigor científico.

Para Boticaria, el mayor problema de estos test es que pueden dar un diagnóstico erróneo y provocar que las personas cambien su dieta sin ningún tipo de justificación. Como dice, "por ejemplo, si no hay motivo que justifique eliminar el gluten o los lácteos pues eliminarlos de la dieta sin necesidad te puede originar o un déficit o te pierdes las ventajas de tomarte yogures o cereales integrales".