Tenemos historias de matrimonios donde las esposas piensan que con dos sueldos medios se puede comprar y reformar a capricho palacios en Pedralbes, un país donde sus principales empresas operan en paraísos fiscales para evadir legalmente impuestos, sainetes como el de Fabra, imputado por tráfico de influencias, cohecho y cinco delitos fiscales que pide perdón por llamar sinvergüenza a Bárcenas, que fue un calentón... Vamos, lo que viene a ser un desencuentro entre trileros.

La tragicomedia sigue siendo un género en auge en España, el país más corrupto de Europa. Hasta la televisión pública nos recomienda rezar como única salida ante tan complicada situación.

Un último dato para la reflexión: ¿se han dado cuenta de lo rápido que se desimputa una infanta... y lo lento que se paraliza un desahucio?