El  Partido Popular lo explica: "en los equipos que hayan sido utilizados por personas que hubieran podido manejar información sensible se procede a la destrucción de los sistemas de almacenamiento", afirman en un comunicado. Un procedimiento habitual  que aseguran, no es ilegal.

Para los juristas existen matizaciones. Destruir datos vitales para la investigación sí es delito. "No está claro si en el Partido Popular se tenía conocimiento fehaciente de que existía causa judicial abierta, porque en este caso sí que hubiera sido irregular el borrado de los datos", defiende el magistrado portavoz de ‘Jueces por la Democracia’, Joaquim Bosch.

Pero la actuación de los populares levanta sospechas en la oposición. “Destruir el disco duro de un ordenador es toda una tarjeta de visita para un partido político que dice que quiera hacer una ley de Transparencia”, decía el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Porque contradice la versión que el PP le dio al juez Ruz. "Los ordenadores están custodiados en la sede de Génova", reconocía Cospedal. Y desde el Gobierno prefieren dejar que la justicia decida. “Serán los jueces quienes tengan que decidir en cada caso cómo califican actuaciones”, afirmaba la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría.

En esos ordenadores, según Bárcenas se encontraba almacenada información comprometedora para el PP: pruebas de la supuesta financiación ilegal.

Pero a pesar de que el extesorero denunciara a los populares acusándoles de su robo, fue tras la declaración de la secretaría del Partido cuando el juez Ruz pidió al PP que se los entregase.

Óscar López, secretario de organización del PSOE, sugería que “cabría preguntar a la señora Cospedal por qué los ordenadores estaban siendo custodiados en la sede del PP, porque más bien parece que estaban siendo manipulados, borrados, destruidos”.

Mientras, en la prisión de Soto del Real,  Luis Bárcenas está al tanto y ha respondido de nuevo a través de su abogado. “Me dice que hay un tercer disco a disposición del partido y ahí está la interrogante”.

Un supuesto tercer disco en paradero desconocido, de momento. Nuevas interrogantes que añadir a un caso que parece no tener fin.