Blas Cantó, que era el representante de España para la edición de este año de Eurovisión, ha afirmado que "era de esperar" que se suspendiera y que lo ha vivido "con el sentido de la responsabilidad". "Estamos en un momento muy difícil y tenía que primar la salud antes que un festival. Me ha dado mucha pena porque hay un equipo creando algo espectacular, pero sé que el año que viene lo haremos mejor", ha expresado.

El cantante, que acaba de perder a su padre, ha afirmado que "lo único irreemplazable son las vidas que estamos perdiendo por el COVID-19". Y en referencia a qué aprendido durante el confinamiento, Cantó ha dicho que ha aprendido que "cuando pensábamos que lo único que teníamos era rutina, teníamos una vida maravillosa y eso es lo más valioso".

"Tenemos muchas cosas que seguir haciendo cuando volvamos a la nueva normalidad y es importante valorar lo que hemos perdido", ha manifestado.

En lo referente al futuro de la cultura, Blas Cantó ha dicho que "es complicado porque no se trata solo del que está dando la cara encima del escenario, sino que hay un equipo detrás de realizadores, productores, cámaras, iluminadores y un largo etc que se dedica a este sector y que va a tener que esperar para poder trabajar".

"Sin la cultura, el confinamiento no hubiera sido el mismo"

En este sentido, ha expresado que se trata de "un momento duro para la cultura". "Lo que pasa es que cuando ocurre algo así de gordo, tenemos la cultura en casa todos los días en casa y es importante cuidarla porque sin todo eso nuestro confinamiento no hubiera sido el mismo", ha defendido.