Tras 10 días en aislamiento en la enfermería de la prisión por el protocolo anti COVID-19, Daniel Sancho fue trasladado a las celdas comunes del módulo hospitalario. Así lo indicaba el periodista Adrián Foncillas a finales de agosto en laSexta Xplica, tras hablar con el director de la cárcel tailandesa en la que ingresó el joven español tras confesar el crimen de Edwin Arrieta.

Su estado, según el director del centro penitenciario era "razonablemente bueno" dadas las circunstancias y, aunque "estresado" y "alicaído", la visita de su madre le había afectado positivamente. No obstante, explicaba Foncillas, como aún conservaba "signos de depresión", se encontraba en el módulo hospitalario para poder seguir siendo controlado y evaluado por el personal médico que, si procedía, le enviaría al módulo principal.

El director de la prisión incidía no obstante en que no temían por su integridad física, sino que se trataba del protocolo habitual. Foncillas citaba a otras dos personas con contacto directo con Sancho, además del director de la cárcel, que aseguraban que le estaban "tratando bien": su madre y el representante de la Embajada.

Según el periodista, Sancho dormía en un colchón y disponía de unos 13 euros diarios para gastar en el pequeño restaurante de la prisión donde el primer día comió ensalada de papaya y el segundo, pollo con albahaca.