Aunque en muchos casos el poder de la ONU para solucionar conflictos bélicos se ha puesto en entredicho, también es cierto que las misiones de Naciones Unidas han ayudado a erradicar el virus de la viruela y están a punto de hacer lo mismo con la malaria.

"Si no existiese Naciones Unidas, el mundo sería, sin lugar a dudas, un lugar muchísimo peor", afirma en el vídeo sobre estas líneas Raquel Martí, que convive con recuerdos de medio mundo trabajando con refugiados que atiende la ONU. Ahora lo hace para la UNRWA: la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos. Ahí tiene una historia grabada, la de una madre que en pleno bombardeo tiene que elegir en qué orden salvar a sus hijos.

"Me contaba como bombardeaban su barrio, por la noche, a oscuras y tenía que entrar en su casa, sacar a uno de sus hijos que era pequeño, dejarlo en la calle y volver a por el siguiente. Y a la vuelta decía que tenía que decidir a quién sacar porque a lo mejor era el último al que podía sacar", relata Raquel, que asegura que los niños en Gaza no son como los demás: "Cuando vas a un patio de un colegio, en cualquier parte del mundo, te encuentras niños gritando, jugando, saltando, riendo. Ahí todos los niños estaban con la cara absolutamente seria. No jugaban, tenían la mirada perdida", afirma. 

La Franja de Gaza es uno de los 130 lugares del mundo en los que está presente la Agencia de la ONU para los refugiados. "Se sitúan en lugares de conflicto donde las grandes potencias no tienen grandes intereses en juego y es más fácil llegar a un consenso de desplegar una misión humanitaria", explica Sonia Sánchez, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Francisco de Vitoria.