En diciembre de 2012, una patrullera de la Guardia Civil arrolla una patera con 25 inmigrantes. Uno de ellos muere y otros seis desaparecen.

Esto se une a otra polémica: el Gobierno vuelve a colocar a finales de 2013 en la valla de Melilla las concertinas. Las cuchillas regresan a esta ciudad autónoma, de donde habían sido retiradas en 2007. La justificación: que disuaden a los inmigrantes y causan lesiones mínimas.

Todas estas polémicas han dañado la imagen de la Guardia Civil, algo que los agentes que están en la calle consideran injusto. Defiende que su trabajo también salva vidas, concretamente el año pasado rescataron a más de 3.400 inmigrantes. Los Guardias Civiles aseguran que están desbordados y no tienen medios suficientes.

La entrada de inmigrantes ilegales no es sólo un asunto de España. El naufragio de un barco en Lampedusa en el que murieron 366 inmigrantes el pasado octubre recuerda que este es un desafío para toda Europa.