La muerte de Tito hizo estallar la Guerra de Yugoslavia. Bajo la dictadura de Tito había un solo Estado, pero dentro había seis repúblicas y dos provincias autónomas. En ellas se mezclaban culturas e identidades: ortodoxos, musulmanes, judíos y católicos con diversas costumbres convivían bajo el mando del dictador socialista. Durante décadas, Sarajevo fue la capital de la diversidad. Sin embargo, con la llegada al poder de Slobódan Milosevic en Serbia comienza a agitarse el nacionalismo. Poco después, en 1991, Eslovenia declara su independencia y arranca el asedio de Vukovar, una ciudad ubicada en Crocia, frente a la frontera con Serbia.

Croacia declaró su independencia y el líder serbio ordenó que la ciudad fuese arrasada. Allí murieron 4.000 personas. Después, la guerra continuó en Bosnia. Milosevic quería crear la Gran Serbia, y Sarajevo era el próximo lugar a colonizar, y su puerta de entrada era la Avenida de los Francotiradores. "Es una avenida que va del barrio viejo al nuevo. En cada cruce había un francotirador. Mucha gente perdió la vida en estos cruces. Me disparaban a mí y a todo el mundo", ha explicado el superviviente Boban Minic, periodista bosnio.