A este último también le llaman de otra manera, "el Kichi". González fue una de las sorpresas de la noche electoral. Se quedó a dos concejales del PP y puede liderar un nuevo gobierno local de izquierdas. Su imagen cantando tras las elecciones sorprendió fuera de Cádiz. Aquí no tanto: González es un veterano del Carnaval. Su comparsa ganó el segundo premio en el  concurso en 2008.

González recorre hoy las calles de Cádiz junto a laSexta Columna. Escucha las peticiones de sus ciudadanos y las anota en su cuaderno. Le tratan de alcalde porque es el mejor colocado para desalojar a Teófila Martínez. 20 años al frente de la alcaldía han sido suficientes para la mayoría de los gaditanos. "Nadie puede estar 20 años en el poder", afirma.

Sólo el PSOE podría impedirle convertirse en alcalde. Quizá a cambio de la investidura de Díaz. Quizá porque aún recuerden a González como activista sindical a lo Caiga Quien Caiga. En 2012, como liberado sindical, trasladó a un alto cargo de la Junta que la Educación le importaba un pepino. Cádiz muestra a la perfección el nuevo escenario. En decenas de ayuntamientos el PSOE debe decidir si deja gobernar al PP o se alían con las listas impulsadas por Podemos.

Como en Valladolid. Oscar Puente, socialista, puede pactar con listas ciudadanas para echar al PP y convertirse él en alcalde. “Hay un buen tono y yo creo que hay altura de miras en este momento, pensando sobre todo en la ciudad y en la oportunidad y en la responsabilidad que tiene la izquierda en Valladolid, que es una oportunidad que hace 20 años no se producía”.

En San Sebastián, las urnas han cambiado Bildu por el PNV. Izaguirre por Goia. Eneko Goia ha conseguido que el PNV recupere la alcaldía. No tiene mayoría absoluta, pero en Euskadi están muy acostumbrados. "Hay una realidad política que es mucho más fragmentada que la que ha sido a nivel de Estado y eso nos ha obligado a entendernos en muchas ocasiones, relativizar posiciones propias, de hablar, de dialogar. Y eso en política no es malo".

Le preguntamos por el hundimiento de Bildu y no habla de izquierdas o derechas, de ser más o menos abertzale. Habla de la gestión del día a de una gran ciudad. "Uno puede tener objetivos que son muy ambiciosos pero irrealizables. La experiencia de Bildu tiene algo de eso. Había una expectativa de cambio, de otra forma de hacer política, que era lo que prometían. Después cuando se han encontrado con la realidad de gestionar un ayuntamiento se han dado cuenta de que las cosas  no son como uno quiere siempre y que hay que gestionar las cosas dentro de los márgenes que la realidad te permite. Ese tránsito con muchas formaciones se va a tener que dar".

En Valencia, la noche de las elecciones, mucha gente tenía ganas de fiesta. Rita Barberá pierde la alcaldía de Valencia, un golpe difícil de encajar. Es el fin de 24 años en los que Barberá ha conseguido no pasar nunca desapercibida. "La señora Barberá ha tenido una forma de gobernar de 'ordeno y mando'. Pongo el ejemplo del Puente de las Flores: ella decidía hasta el color de las flores del puente del mismo nombre. Ha habido una dirección muy piramidal, con gestos claramente autoritarios, con gestos que no se corresponden con este momento".

Habla Joan Ribó, candidato de Compromís y presumiblemente nuevo alcalde de Valencia. Se define de izquierdas y ecologista. Por supuesto, sólo se mueve en bici.

El hombre que recorre las calles de Valencia sobre una MountainBike gastada está hoy a punto de gobernar la tercera ciudad de España. Su medio de transporte contrasta con el de Barberá, que tuvo su Lancia Delta aparcado en el ayuntamiento durante 23 años mientras se movía en su coche oficial

Ribó recibe cariño y felicitaciones a pie de calle y asegura que, pese a sus nuevas responsabilidades, pretende seguir haciendo su vida como un ciudadano más.