Seis meses después de la lledada de Papandréu al poder, la troika entra en escena en Atenas. El país está en quiebra y busca amparo en la Unión Europea porque en 2010, los primeros ministros europeos con problemas, todavía acudían a las reuniones de la Unión Europea con optimismo.
En estos años se han producido más de 20 cumbres al máximo nivel. Todas con la vida de Grecia en juego. Se han aprobado dos planes de rescate y un total de 240.000 millones que se han fracionado en siete tramos. Siempre, cargados de condiciones, con más recortes y más austeridad. Hoy, la deuda pública de Grecia supera el 160% del PIB, los planes de Europa han liquidado dos gobiernos y las grandes noches siempre han acabado con disturbios.
Es por eso que en las elecciones del pasado mes de junio se tomaba la temperatura de ese profundo malestar en el que estaba inmerso el país heleno, ya que no sólo estaba Grecia en juego. También, lo estaba Europa. Comienzan en ese momento a llegar mensajes intimidatorios para que los griegos voten “con responsabilidad” y evitar así la victoria de Syriza.
En ese momento adquiere especial protagonismo Alexis Tsipras, líder de Syriza, que quiere abolir el contrato de austeridad. Sus ideas políticas vienen de la izquierda, pero quieren reformar la socialdemocracia. Los partidos tradicionales se han derrumbado y Syriza es ahora la fuerza que encabeza las encuestas. Además, la ultraderecha es la tercera fuerza política del país, con un 15% de los votos según las encuestas.
El líder de este partido es un antiguo dirigente del ejército que pide que la gente se ponga en pie para mostrar respeto en las ruedas de prensa. Se habla de una vuelta de los nacionalismos a Europa, ya que su simbología, aunque lo negaban, era muy similar a la Hitler.
Entre las premisas de los miembros de 'Amanecer Dorado' se encontraba cerrar las fronteras y echar a los inmigrantes. Tal es su obsesión con los inmigrantes, que en algún caso no pueden ni verlos por la calle. Es por eso que entre los inmigrantes empezó a crecer el miedo de salir a la calle por miedo a sufrir represalias.
"Koldo me pidió si podía echar una mano..."