Nos echamos a la carretera para recorrer pueblos y ciudades en situación de emergencia. 2.101 kilómetros de ruta por toda España visitando lugares que lo apostaron todo a una carta y les ha tocado perder.

La primera parada es en Bailén. Todos son ladrillos, durante años, el lingote de oro español. Lo mejor está por llegar, entre 1998 y 2006 se construyen 4’5 millones de viviendas. Teníamos una obsesión, crecer y para eso hay que construir. En 2008 había 551 casas por cada 1.000 habitantes. Bailén, en Jaén, fue el epicentro de esta explosión económica

Hoy Bailén es una localidad parada. Toneladas de producto sobrante esperan empaquetados desde hace años un destino que ya no llega. De sus 18.700 habitantes, el 40% está en paro. 

Como Miguel, desde los 13 años haciendo ladrillos y que nos lleva de ruta por el antiguo Bailén industrial. "La gente iba con cochazos, nada de paro, cristaleros, fontaneros, albañiles; era un ambiente muy bonico".

A Miguel jamás le había faltado trabajo hasta ahora. Y a sus 53 años le quedan pocas esperanzas de reciclarse. "Llevo 190 días sin cobrar un euro, me dicen que cobraré cuando me toque".

En Bailén han pagado más que nadie la burbuja inmobiliaria. Ante la enorme demanda de la construcción en España, los  fabricantes  del pueblo han  invertido  en los últimos 10 años entre 6 y 8 millones de euros en modernizar sus ladrillos y controlar sus emisiones de gases. Pero no parece haber servido de mucho. ¿Dónde está entonces el futuro de Bailén? ¿En reinvertir en ladrillo? ¿O en cambiar completamente de sector?

Mientras el pueblo encuentra su rumbo, muchos bailenenses han vuelto a los campos de olivos. 500 euros por diez días de trabajo. Otros se han echado al monte.