Durante los 30 fatídicos minutos del fatídico sábado en el que tuvo lugar la emboscada que se cobraría la vida de siete agentes del CNI en Irak, sonó un teléfono repetidamente en un supermercado de Madrid. Era el del enlace de guardia del CNI al que los espías pedían ayuda.

"Escuchó los disparos a través de los teléfonos satélites que estaban utilizando los agentes, casi en directo", explica en el vídeo sobre estas líneas el fotoperiodista Gervasio Sánchez. Román, nombre ficticio de un agente del servicio de inteligencia español en activo, explica que "en ese momento no tienes tiempo para la impotencia, tu obsesión es tengo que llamar a la base y pedir apoyo aéreo, el sentimiento de impotencia ya lo tendré después".

El propio Román señala que hay un agente que consigue enlazar con Madrid, pero "cuando le dicen 'dame las coordenadas', se corta la comunicación. Consiguen volver y se vuelve a cortar. Y ya no se reestablece". Una hora después de haber empezado el viaje, el teléfono en Madrid dejó de sonar.