El exceso de trabajo puede jugar malas pasadas al cuerpo. Es el caso de un hombre jubilado con el que habla Gonzo en su viaje junto al Imserso, que le cuenta que ha pasado 47 años de su vida trabajando en un taller sin tener vacaciones. Esos años han sido "de preocupaciones y tres crisis", siendo una de ellas especialmente dura.

"En una -de las crisis- me dije: 'Ya me hundo'. El día tiene 24 horas, había días que echaba 48", recuerda. Con el paso del tiempo, esas preocupaciones le han pasado factura, llegando a sufrir un infarto. "Se aprende mucho. Cuando se acerca la tierra... Me dijeron tranquilo, pues me quedé más tranquilo. A mí me retiró el cuerpo, no la edad", comento.

Reconoce que en este tiempo ha podido descuidar a su familia, algo que ha hecho porque ha "tenido que hacerlo". "Me han dicho que tenía que haberme quitado antes", afirma. Ahora, no todo su cuerpo funciona igual, como bromea con el presentador de Salvados: "Se echa de menos que funcione todo el cuerpo".