La planta donde trabaja Eduardo Martín, delegado del sindicato CFDT de Arcelor Mittal Florange, da trabajo a 13.000 personas en 1981, y ahora están 3.000 trabajadores. Un número que va a bajar a 2.200 por el paro de los Altos Hornos.
Lleva 43 años ahí trabajando “y no quiero, por culpa de un tío que solamente quiere ganar más dinero en otra parte del mundo, tener la obligación de construir otra vida en otra parte del mundo”. Asegura que Mittal tiene un poder político y “hace chantaje a los políticos”.
La planta quieren cerrarla por la crisis. Pero Eduardo quiere que siga en funcionamiento hasta que pase el bache. Asegura que al dueño la siderurgia le ha traído miles y miles de euros y no quieren aguantar este tiempo de crisis. “Mittal es una persona que quiere beneficio todos los meses del años y todos los años de su vida”, comenta el sindicalista.
Ellos le dijeron a su jefe que si no quería la planta que se fuera a otra parte. “Esta planta no se toca, esta planta es nuestra. Mittal sin nosotros no es nada, no es nadie, la fuerza del trabajo la tenemos nosotros”. Martín explica que la empresa le costó al estado francés 1.000 millones de francos, pagados con los impuestos de los ciudadanos. En el año 81 la empresa era pública.
En julio de 2011, Mittal comunicó que quería cerrar la empresa y los trabajadores tomaron posesión de la planta. Lo que han conseguido es que no echen a 2.200 personas y que Mittal invierta en los Altos Hornos.
Están ante un cartel de SOS que formó parte de sus reivindicaciones. “Luchar no es seguro que vas a ganar. Pero no luchar es seguro que vas a perder”.
Valencia, día uno
Así fue la discusión en el primer CECOPI para mandar la alerta a la población: "La dirección era un pollo sin cabeza"
"Lento" y "caótico" es como define el subdirector de elDiario.es en Valencia, Sergi Pitarch, el proceso de toma de decisión respecto al aviso a la población que tan tarde llegó aquella tarde.